VIVE Y DEJA MANEJAR, James Bond ha manejado algunos buenos autos a lo largo de los años –y algunos realmente malos. Sólo para nuestros ojos, ANDREW FRANKEL arma un reporte de inteligencia sobre la selección automotriz del Agente 007

Desde que irrumpió por primera vez en la acción entre las páginas de Casino Royale hace más de 60 años, el comandante James Bond se ha tomado tan en serio la elección de su auto, como lo ha hecho con su pistola, su champaña y… su acompañante. Así que no es tranquilizador ver la cantidad de autos inexpresivos y, en ocasiones, desastrosos que ha escogido. Olvidémonos de los lanzamisiles, asientos eyectores, y capacidad anfibia, para revisar más de cerca los motores detrás de los mitos, para ver cuál, si es que hay alguno, es digno de la atención del agente menos secreto del mundo.

BENTLEY 4.5 LITROS SÚPER CARGADO

CASINO ROYALE, EL LIBRO

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¿Siempre pensaste en Bond como un hombre Aston de corazón? Piénsalo de nuevo: en 1953, la primera elección de auto de Fleming era este mastodonte soplado.

Dilo en voz baja, pero el Bentley “soplado” no era un muy buen auto cuando era nuevo en 1929, y menos 24 años después, cuando Bond se puso sus guante de manejo en él. Hasta WO Bentley lo odiaba, aduciendo que supercargar uno de sus autos era “pervertir su diseño y corromper su rendimiento”. Nunca ganó una carrera importante, principalmente porque se averiaba mucho. También era lento, con ese aparatoso supercargador Amherst Villiers colocado al frente. Era una elección terrible para Bond en todos los aspectos, excepto su apariencia, justamente lo único que no podías ver en un libro.

ASTON MARTIN DB5

GOLDFINGER

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Apenas me atrevo a decirlo, pero el Aston Martin DB5 no es tan bueno como su leyenda hace creer. De hecho, yo sugeriría que de no ser por su papel protagónico en Goldfinger, hoy apenas sería considerado como uno de los mejores esfuerzos de Aston.

Lo que tiene a su favor ese aspecto emblemático, un interior clásico y un motor con un carácter placentero. Pero no es una experiencia de manejo seminal, al datar de una época en que Aston Martin se alejó de los autos deportivos probados en carrera que diseñó en los 50 para hacer autos más gentiles, suaves y más orientados al turismo. Maravilloso para estacionarlo afuera del Hotel Gstaad Palace, pero menos atractivo para manejarlo por las montañas para llegar ahí.

TOYOTA 2000GT CONVERTIBLE

YOU ONLY LIVE TWICE

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Casi es una elección brillante para Bond. No sólo es lindo sino fascinante al verlo y es también un auto importante, pues fue el primer deportivo creíble que fabricó Japón. Su motor de seis cilindros y 2.0 litros daba una potencia decente para su época, gracias a la cabeza Yamaha de doble cámara y carburador triple, e incluso se manejaba, rodaba y viraba bellamente.

Pero después se dieron cuenta que Sean Connery era demasiado alto para meterse cómodamente en su interior acogedor, lo que resolvieron simplemente serruchando el techo para transformarlo en un convertible padrísimo. Tristemente, es probable que esto haya sido catastrófico para su rigidez convirtiendo un deportivo bien afinado en una porquería con la integridad estructural de un castillo de arena.

LOTUS ESPRIT S1

THE SPY WHO LOVED ME

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¿Esto se acerca un poco más, no? El Esprit inicial era limpio y sexy, y se manejaba como un sueño. Sin embargo, la realidad, es que estaba plagado de problemas y que en cierta manera era algo inexacto en sus estándares de construcción. Era brillante para rebasar camiones o explotar contra los autos al costado, pero si uno realmente se quería meter al agua con él, habría necesitado tener no sólo aletas en los arcos de las ruedas, sino también tráqueas en su guantera. Recordarán a Bond lanzando un pescado por la ventana mientras manejaba su auto en la playa. ¿Cómo entró el pez ahí? Seguro por uno de los huecos en el tablero.

CITROËN 2CV6

FOR YOUR EYES ONLY

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Debo declarar parcialidad: soy un amante añejo del 2CV y no puedo ver fallas en este impecable y emocionante icono del estilo y el placer de manejo. Sí, es una concha, una concha amarilla llena de agujeros en este caso en particular, pero para los aficionados al esnobismo invertido, el 2CV era, de hecho, una elección muy astuta y con estilo. Entendió que la gente sentiría calidez hacia los 2CV, y gracias a un manejo que parecía atractivo, pero que en realidad se acercaba más a inspirador, el auto se convirtió en un antihéroe completamente creíble. Lo que era menos creíble era su habilidad para superar a un montón de villanos sobre sus Peugeot 504.

BMW Z3

GOLDENEYE

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Oh corazón, mi corazón. Si éste hubiera sido un Z3 M Coupé, habría celebrado su existencia en la saga de Bond. Pero no lo fue. Ese Z3 Goldeneye tenía un motor de 4 cilindros y 1.9 litros, y aunque sólo estuvo a cuadro por algunos segundos, fue lo suficiente para mostrar que aquellos que escogieron el auto de Bond en su momento estaban más interesados en cuál compañía pagaba más que en cuál auto se ajustaba mejor para nuestro intrépido servidor público.

ASTON MARTIN VANQUISH

DIE ANOTHER DAY

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Otra lástima como para llorar –no es el auto esta vez– por la película nada creíble e irremediablemente mala en la que apareció. El Vanquish era, en efecto, un acompañante perfecto para Bond. No sólo era hermoso como algunos de los Aston posteriores; era musculoso y hasta intimidante. Rápido, sonoro y bellamente balanceado, era un auto de conductor verdadero, e incluso el hecho de tener fallas verdaderas –los cambios robotizados eran tan malos que Aston le puso una caja manual– parece embonar con el carácter de nuestro superhéroe.

LO QUE JAMES BOND DEBIO CONDUCIR

1960S

Más rápido, con mejor aspecto, y mucho más emocionante en la conducción que un DB5, además de tener herencia de las carreras, este es, posiblemente el mejor Aston legal de calle de la historia. Una lástima que ya no estuviera a la venta cuando salió la primera película de Bond.

1970

Este auto está tan hecho para Bond que parecería que él mismo lo diseñó. De hecho nunca se subió a uno, y no, no cuento el DBS de On Her Majesty’s Secret Service o el Volante de The Living Daylights.

1980

¿Un instrumento un poco aburrido? Quizás, pero esta es la década en que uno de los métodos favoritos de Timothy Dalton para despachar a los villanos era con un cabezazo. Y con cuatro puertas o no, el Turbo R es uno de los deportivos británicos más carismáticos de la historia.

1990

En For Your Eyes Only, Bond maneja un auto único no disponible para el público. Así que bien pudo haber manejado una realización de calle del conceptual XJ220, con sus dimensiones vastas, motor V12 y 4WD. Tan amenazante que Sean Bean se habría rendido al momento.

2000

Sólo el Vanquish S supera al Vanquish. Forzado elegiría este coupé tan refinado como brutal con un V8 de 530 cf. Contaba con generador de humo, aunque tener la habilidad de cegar a sus perseguidores quizás no compensaba carecer de diferencial de deslizamiento limitado.

2010

El DB10 luce maravilloso y se convertiría, estoy seguro, en un buen auto Bond. Pero de las máquinas que los mortales pueden comprar, el V12 Vantage –idealmente convertido a transmisión manual– es tan hecho a la medida para ser Bond como el que más pueda imaginar