El Red Bull Ring se convirtió hace poco en otro de los circuitos que son sede tanto de la Fórmula Uno como de MotoGP –al igual que Silverstone, Sepang, Austin y Montmeló– y la gente del fabricante premier de frenos, Brembo, aprovechó para hacer un comparativo de sus productos en ambas categorías, las máximas del deporte motor en cuatro y dos ruedas, respectivamente.
La diferencia obvia entre una moto y un auto es el número de ruedas, pero, entre un ejemplar de MotoGP y uno de F1, se pueden añadir el peso del vehículo, el tamaño de la llanta y el rin, el piso de las llantas y la dimensión de sus discos de freno.
Podría pensarse que el RBR no es el trazado más apto para este comparativo, pero, al ser muy corto, 4,318 metros, las diferencias son menores y su carácter de pocas curvas, pero muy duras en cuanto a frenado, precedidas por rectas largas lo hacen ideal para este comparativo. Los autos pasan 17% del tiempo frenando en una vuelta de 69 segundos, que equivale a unos 12 segundos frenando; mientras tanto, las motos frenan 29% del tiempo en una vuelta de 83 segundos, 24 segundos en total, el doble, cuando el tiempo por vuelta de la moto es 20% superior al del auto.
Las diferencias se aprecian en la tabla en la que se comparan las curvas 1, la que está al final de la recta de salida, la 3, en la parte alta del circuito y la 8, en la parte baja del mismo.
El estudio de Brembo nos confirma que las motos frenan en el triple de tiempo, a veces más, que los autos y lo hacen desde distancias más lejanas, cercanas al doble; esto causa que los monoplazas entren más rápido a las curvas y acarreen esa velocidad para acelerar con mayor presteza. La diferencia sería aún mayor si los autos tuvieran frenos de un tamaño similar al de las motos (aunque para eso necesitarían un rin más grande).
Por ello se concluye que, aunque en aceleración inicial las motos de MotoGP son más rápidas, en frenado los autos de F1 son más eficientes y, por ello, mejores.