Después del éxito ininterrumpido que ha tenido la Cayenne desde su nacimiento hace casi dos décadas, y su hermana menor Macan desde hace seis años, era de esperarse que la marca de Stuttgart sorprendiera al mundo con otra camioneta. No obstante, si ya tenían dos modelos “convencionales”, había que sacar algo más exuberante que se colocara en la parte alta de la cadena alimentaria, y la respuesta es la Porsche Cayenne Turbo Coupé.
Diseño
Así llegó la Cayenne Coupé, una Cayenne más ancha, baja, musculosa y, por qué no, masculina. Hay que decir que Porsche le sufre para los nombres, ya que le cuesta asignar apelativos originales, como el Taycan que, siendo eléctrico, no se les ocurrió otra cosa que “Turbo”.
Así las cosas, llega una Cayenne que tiene la caída del medallón más pronunciada y un techo que baja estilo fastback, y listo, Cayenne Coupé. Si bien su mercado es de nicho, hay varios rivales de cuidado como la Audi Q8, la BMX X6, la Mercedes-Benz GLE Coupé, la Range Rover Velar, entre otras.
Ésta es un Porsche en toda la extensión de la palabra a la que es necesario ver en persona, pues las fotos no le hacen mucha justicia. Por ejemplo, las ruedas en nuestra Cayenne de prueba, aunque no lo parezca, tienen 22” de diámetro con una pisada de llantas de 315 mm en el eje trasero, lo que aumenta su presencia intimidante y deportiva. Es como un felino en posición permanente de alerta para cazar a su presa.
Manejo
Al igual que la Cayenne normal y sus parientes Audi A6/A7/A8/Q7/Q8, la Bentley Bentayga, la Lamborghini Urus y la VW Touareg, la Cayenne Coupé está construida sobre la plataforma MLBevo que tiene como característica fundamental las suspensiones de triángulos dobles, el acomodo longitudinal del motor y el sistema de tracción integral con diferencial Torsen.
Aparte nuestra Porsche Cayenne Turbo Coupé equipaba la suspensión neumática que se ajusta en altura y firmeza, pasando de un reglaje muy cómodo y refinado a una verdadera tabla que elimina casi por completo los balanceos de la carrocería en una carretera de curvas lentas. Es, sin duda, de los mejores bastidores que hemos probado en una camioneta.
Este comportamiento ejemplar, que además oculta magistralmente sus dimensiones y peso, está coronado por una máquina de cuidado, un V8 biturbo de 4.0 litros que entrega 550 caballos y 567 libras/pie de torque incluso por debajo de las 2,000 rpm.
A éste se acopla una caja automática de ocho cambios con control de lanzamiento que le permiten a sus casi 2,300 kg de peso salir disparados como misil, cruzar la barrera de los 100 kph en 4 segundos y alcanzar una máxima que roza los 290 kph.
Es increíble la fuerza que tiene para ganar velocidad aunque ya vayamos bastante rápido, al tiempo que el motor y los escapes cuádruples de mariposa variable emiten un rugido sabrosón, pero demasiado civilizado para nuestro gusto.
Nos gustó mucho el selector redondo ubicado en el volante –forrado en Alcántara, igual que los postes y el techo–, denominado Sport Response y desde el cual se puede elegir el modo de manejo, lo que incide directamente sobre la respuesta de acelerador, dirección, motor, caja, control de estabilidad y hasta el sonido de los escapes. El modo Sport Plus es la opción recomendable para disfrutar al máximo.
Para detener semejante cúmulo de energía cinética, Porsche dotó a la Cayenne Turbo de discos Brembo flotantes de 415 mm con cálipers de 10 pistones; un sistema que frena tan contundentemente como acelera, con una resistencia a la fatiga envidiable y un tacto del pedal impecable. Y si no le bastara con estos, como opción hay discos carbonocerámicos (PCCB por sus siglas en inglés).
Interior
Por su parte, el interior es idéntico a la Cayenne normal en cuanto al tablero y controles se refiere. El cuadro de instrumentos mantiene un tacómetro análogo al centro (gracias Porsche) y a sus costados pantallas configurables para mostrar información del viaje, navegador, infotenimiento, etc.
Éstas se suman a la pantalla central enorme desde la que también se puede ajustar audio, navegación, teléfono, altura de la suspensión, modo de manejo y otros.
Nuestro ejemplar de pruebas estaba equipado con un paquete de ahorro de peso que incluye techo, paneles y piezas interiores y exteriores de fibra de carbono, rines de aleación de aluminio y asientos en tela y piel con diseño retro.
La banca trasera sí es diferente a la Cayenne normal porque nada más tiene dos plazas, y la caída del techo reduce el espacio para la cabeza (aun así no incomoda a personas de hasta 1.90 m).
Conclusión
La Cayenne Coupé nueva (o nuevo) se apega perfecto a lo que decía Ferdinand Porsche hace décadas: “Producimos coches que nadie necesita pero que todo el mundo quiere tener”. Y es que así es; es un modelo poco práctico –sólo caben cuatro personas–, caro, pesado y gastalón; sin embargo, es hermoso y llama la atención tanto como el Challenger azul que está aquí a la vuelta.
VÍCTOR ORTIZ