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En 1986 Pirelli lanzó la primera P Zero, usando su experiencia de la Fórmula Uno, pero la llanta fue creada para el Lancia Delta S4 del Mundial de Rallies y fue la primera en usar el diseño asimétrico para tracción en mojado, pero teniendo también una sección lisa para adherencia en seco unidas por una zona central de patrón similar al de las llantas en existencia entonces. Fue un éxito y si podía con el monstruo del Grupo B del WRC, podía con cualquier auto y se volvió la elección de los dueños de los súper autos vigentes. Las marcas no tardaron en darse cuenta de ello y pronto empezaron las alianzas para que los P Zero calzaran sus autos de mayor lujo y prestigio.
Cámara rápida a 2016. Para celebrar sus 30 años y presentar la generación nueva de la P Zero, Pirelli junta a un centenar de periodistas de automovilismo en el circuito de Estoril, Portugal, en una celebración llamada 302. Muchos somos llevados en helicóptero al circuito desde nuestro alojamiento, mientras que otros prefieren no arriesgarse a los vientos del Atlántico y se van en auto. Nos reciben un Ferrari F40 y un F12TdF para la presentación en un auditorio construido ex-profeso en el paddock del circuito. Ahí recibimos una lección de compuestos, diseños, mercadotecnia y economía acerca de los neumáticos, lo que nos prepara para irnos a probar las llantas en vivo. Y aprendemos que el 302 es por 30 años de la 0 y que ahora aguanta 2 veces la potencia que en aquel entonces en los autos más rápidos que la calzan y además tiene 3 versiones: la normal para autos de desempeño alto, la GT para súper autos y la Corsa (pista) para autos que necesitan ese extra para el desempeño en pista.
A mí me toca manejar un BMW i8 y primero uso caminos en el oeste de Portugal, junto al océano, llegando hasta el punto más al occidente en toda Europa. El auto es un placer de manejar en cualquier modo, eléctrico o de gasolina, aunque encenderlo me cuesta trabajo inicialmente pues nunca sé realmente si el i8 silente está prendido a menos que vea el tablero. Se extraña el rugido del motor. Pero el auto es muy responsivo y frena sin la más mínima duda. Dejo ir a los que me preceden y entonces aprieto un poco, el agarre es muy bueno, el ruido inexistente, pero habrá que verlo en pista ya a velocidades serias.
Llegamos a Estoril para almorzar y después de algo ligero nos dan una plática de seguridad y nos prestan casco y balaclava para asignarnos autos.
Hay cuatro grupos con unidades varias de Lamborghini, Ferrari, Audi, Mercedes, McLaren y Porsche, además de un Pagani Huayra para que un piloto profesional nos dé unas vueltas y nos regrese a la humildad. Salimos siempre en grupos de dos con un líder al frente al cual no podemos rebasar, pero a veces es muy lento así que el truco es dejarlo irse, y cuando te sacan media recta manejar como tú quieras sin tener que frenar donde te marquen. Me divierto mucho pues el auto curvea impresionante, tomo líneas distintas y nunca se pierde ni con acelerones bruscos y la cola siempre regresa a su sitio con movimientos ligeros del volante, excepto en el Mercedes GT que es más pesado y por ello más suelto y da un poquito más de trabajo, pero las Pirelli nunca lo pierden y las correcciones lo enderezan. Con el Huracán y su V10 brutal me paso de mi punto de frenada en la recta, bombeo a fondo y volanteo sin quedar siquiera cerca de perder el asfalto, lo cual me da más valor para la siguiente recta y mejoro mi tiempo casi seis segundos entre un giro y otro. Al final, no lo pierdo por más tarde que frene y ya estoy 60 metros más adelante del cono que marca el punto de frenada, así que quedo satisfecho.
Para la vuelta en el Pagani me subo con el probador oficial de la firma, Andrea Palma, y le pido que no se mida. De entrada el auto acelera más rápido que cualquier auto de calle en el que me haya subido, y frena proporcionalmente mejor. Mido donde pisa el freno Palma y todavía me faltan como 40 metros, pero razono que no soy probador, así que mejor disfruto el viaje. Hay que vivirlo para creerlo. Y las P Zero impecables pese a las frenadas constantes a fondo y potencia bruta del motor del Pagani que pone la potencia de golpe sin dilación.
Después habrá otros eventos sociales para acabar el día, pero de lo vivido en ruta y en pista solo se puede decir una cosa: prueba superada.