Uber de día, ninja de noche

El Sentra no es Sentra sin su versión deportiva. Los generación X se acordarán junto con nosotros de aquel Nissan GSR2000 mítico que vendían como tope de gama del Tsuru, que era un Sentra (B13) tatarabuelo del actual (y eso que antes hubo B11 y B12, mejor conocidos como Tsuru y Tsuru II; de este último existió, incluso, una versión turbo, pero el que se acuerde de eso merece premio). Pues bien, las generaciones siguieron su curso y las versiones especiales se llamaron SE-R y una más filosa llamada Spec-V.

Luego llegó el Sentra actual (B17) en 2013 y la marca apostó por la comodidad y frugalidad con cierto toque de lujo, pero se olvidaron de la versión que los seguidores más fieles del modelo pedían a gritos: el SE-R. Y es que el anterior quedaba a deber, pues tenía todo el aspecto de un deportivo, pero sin un caballo extra de potencia.

Con el retoque del B17 llegó, por fin, eso que tantos reclamaron y ya no se llamó SE-R, sino simplemente SR Turbo, quizá porque notaron que los motores con turbina son “lo de hoy” y esa palabrita mágica vende más que cualquier otra. Así, tomaron como base al Sentra Exclusive y lo dotaron de un motor 1.6 turbo de inyección directa que entrega 188 caballos. Además, le metieron frenos más grandes, suspensión más firme y una dirección más directa, lo que contribuye a que se maneje con una mayor determinación, precisión en curvas y un aplomo muy satisfactorio. Y la mejor noticia de todas: sólo hay una versión, con caja manual de seis.

Hasta aquí todo muy bien, pero hay algo que queda a deber: el SR Turbo quedó demasiado refinado y aislado del exterior. No se oye ni se siente nada que eleve el ritmo cardiaco. El motor no se escucha; es más, el turbo ni siquiera “patea” como otros. Todo ocurre en un ambiente de absoluta calma y serenidad. Y eso está muy bien en el Sentra normal, pero en esta versión querríamos que en algún momento del trayecto nos bajáramos con las manos sudadas. Parece que para eso ya viene un Sentra Nismo, esperemos que no tarde mucho.

VÍCTOR ORTIZ