Considerando las circunstancias, NASCAR se siente orgullosa del manejo de la pandemia de la COVID-19 para mantener a flote su campeonato.
Después de suspender sus campeonatos abruptamente a mediados de marzo y durante nueve fines de semana, la categoría de autos stock fue la primera gran liga deportiva en reanudar actividades en plena crisis sanitaria en Estados Unidos y la primera de automovilismo a nivel internacional.
Tanto la incertidumbre sobre si reiniciaría o no, y el hecho de reanudar el torneo, diseñando un plan muy detallado de contingencia, fueron dos eventos tan significativos que formaron los cimientos de una «nueva normalidad» en NASCAR, misma que permitió completar un calendario de 36 competencias en la división estelar, de 33 en Xfinity y de 23 en Camionetas.
«El año ha sido, en corto, diría que extraordinario, aunque probablemente podría utilizar otras 15 o 20 palabras para intentar llegar a algo», declaró Steve Phelps, Presidente de NASCAR.
«Es algo sin precedentes en la historia de nuestro país, en la historia del deporte y, sin duda, en la historia de nuestro deporte. Sugeriría que este es el año más difícil al que nos hemos enfrentado como deporte».
«Pero a través de toda esta industria, creo que esta industria hace frente a la adversidad mejor que cualquier deporte. Si lo piensan bien, estamos en desventaja competitiva. No somos dueños de nosotros mismos. No tenemos franquicias, ¿verdad? Tenemos contratistas independientes que vienen a competir como uno solo».
«Si piensan en dónde estamos como deporte hoy, creo que somos más fuertes como deporte hoy que antes del COVID. Yo creo eso. Creo que el impulso que hemos podido ganar ha sido increíble».
La limitación de asistentes en pista, un formato de actividades de un solo día (que anuló prácticas y calificaciones) y trabajo a distancia en los talleres, fueron algunas de las novedades que NASCAR implementó sobre la marcha en estos tiempos de COVID-19, algo que era impensable a inicios de año.
Aunque la pandemia obligó a cancelar visitas a Sonoma, Watkins Glen, Richmond y Chicago, se añadieron fechas en Darlington, Charlotte y el circuito mixto de Daytona, algunas entre semana; además, se juntaron las dos rondas en Michigan y Dover en un fin de semana.
Al ser un modelo que compensó las pérdidas financieras y probó ser sostenible en lo económico y a nivel salud, Phelps garantiza la continuidad de las divisiones nacionales, mientras la crisis sanitaria se estabiliza; los eventos de un solo día se mantendrán en 28 carreras para 2021.
A su vez, dependiendo de los permisos de los gobiernos locales, y a reserva de que haya un plan masivo de la Administración Federal nueva, se tratarán de incrementar las activaciones con aficionados y patrocinadores de manera presencial.
«Creo que lo que hemos demostrado este año es que puedes hacer las cosas de manera diferente, bien, y pueden funcionar. Lo que estamos haciendo en este momento es analizar cómo será la experiencia del día de la carrera o cómo será la experiencia del fin de semana de la carrera.
«Creo que se verá diferente. Hay cosas tanto desde el punto de vista de la competencia, como desde el punto de vista del aficionado, desde el punto de vista del patrocinador, donde nos vamos a reinventar, sacar lo mejor de lo que tuvimos durante esta situación del COVID para hacernos más fuertes en el futuro».
Hasta el momento, NASCAR no planea cambiar la fecha de las «500 Millas de Daytona» del 14 de febrero, ante la posibilidad latente de que el Súper Tazón de la NFL, pactado hasta ahora para el día 7, se tenga que aplazar unos días por los cambios continuos de calendario en su campaña regular, a causa del COVID-19.
Asimismo, Phelps no anticipa la llegada de un fabricante de motores nuevo hasta al menos 2023, esperando reanudar conversaciones con candidatos en semanas próximas.