Mercedes sabe que todos van a copiar lo que ellos han hecho en las dos campañas más recientes, en las que su porcentaje de carreras ganadas alcanza ya niveles históricos nuevos en cuanto a eficiencia. Sabe que todos sus rivales van a dar ese paso adelante que les permita cerrar la brecha, que se ha mantenido arriba del medio segundo desde el inicio de 2014, y muchas veces más cerca del segundo que de las cinco décimas.
Pero los germanos de Stuttgart, por vía de Brackley (chasis) y Brixworth (motor), no se han dormido en sus laureles y han ido a fondo en los cambios para mantener su hegemonía.
En materia de pilotos siguen teniendo a uno de los mejores volantes actuales, Lewis Hamilton, quien ha probado ser agresivo cuando se necesita y ha derrotado a su coequipero, Nico Rosberg, cuando cuenta, o sea hasta antes de definir el título. Nico se ha doblado en 2014 y 2015, aunque acabando a tambor batiente esta última campaña, como listo para retar al inglés, pero la actitud mental de suficiencia de Lewis no indica que ve peligro en ese frente, pues Nico ya maneja al límite y su límite es inferior al de Lewis. Juntos le han dado la corona a Mercedes, que ahora tiene un W07 muy modificado, no solamente una evolución como lo fue el W06 respecto al W05, ambos campeones.
Los germanos han visto qué hay de bueno en sus rivales, como por ejemplo esa caja esculpida de Williams que permite una parte trasera más estrecha y aerodinámica, y la han adaptado a su auto W07. Al frente tienen un alerón agresivo con veletas curvas muy a la RBR, y su toma de aire, barra antivuelco encima de la cabeza del piloto es redonda innovando frente a las triangulares de otros equipos, además de tener otra veleta en la parte lateral junto a los espejos, alta hasta el máximo reglamentario permisible. Detalle a detalle, el W07 se ve cuidado, trabajado, pulido y por ello es el favorito al título, con Lewis Hamilton como su punta de lanza. No apuesten en su contra.
