La caja de cambios manual será injustamente ignorada; el C220 no lo será, por frugal
Es probable que el Mercedes-Benz C220 signifique el 40% de las ventas de nuevos Clase C en GB. En su especificación básica, las emisiones de CO2 se redujeron a 103 g/km. El modelo Sport de especificación media que condujimos es sólo 1 g/km peor y bueno para un consumo de 30 kpl.
Pero hay un truco. Si realmente quieres emisiones que superen a BMW en el motor cuatro cilindros de 2.1 litros, tendrás que rechazar una característica que los compradores británicos de Mercedes favorecen abrumadoramente: la caja automática de siete velocidades.
Si eso te irrita, el Clase C está diseñado para volverte a calmar. Este C220 de corte deportivo se pasea con lujo y tranquilidad, sin perder el propósito que uno espera de un sedán compacto. Felizmente, la caja de cambios manual prueba ser una aliada para el chasis pues su funcionamiento es tranquilo, mesurado y sólidamente positivo. Y también, sus radios bien juzgados ayudan a sacarle lo mejor al motor de 168 caballos.
El motor tiene cierta timidez. No imperdonablemente pobre de ninguna manera, pero no está a la altura de los estándares del resto del auto. Aquí está en buena compañía, sin embargo: la falta de refinamiento que se encuentra a bordo del BMW 320d está bien documentada, y el nuevo Audi A4 Ultra es medio segundo más lento de 0 a 100 kph, que el C220. Todos son vapuleados por el maravilloso nuevo cuatro cilindros de Volvo, pero el S60 al que propulsa difícilmente está a la altura del Clase C. El Mercedes favorito del público –incluso uno con pedal de embrague– bien merece su anticipada popularidad.