Es una especie de muscle car alemán, pues tiene una figura de sedán más o menos convencional, cuando en realidad esconde bajo la carrocería un poderío difícil de entender –y exprimir– en toda su magnitud. ¡¡¿Desde cuándo es normal que un auto familiar de cuatro puertas y 4.7 metros de largo monte bajo el cofre un V8 biturbo de 4.0 litros y 510 caballos?!! Y sí, es casi idéntico al que lleva el mismísimo AMG GT (ambos fabricados a mano) y hasta comparten la caja SPEEDSHIFT MCT7, que no es de convertidor de par, sino de embrague multidisco bañado en aceite. Con este conjunto logra el 0 a 100 kph en cuatro segundos exactos.

Es una pieza de cuidado que rueda impecablemente bien, como tren alemán, precisamente. Al jugar con el AMG DYNAMIC SELECT es obediente y sedoso en modo Controlled Efficiency, pero si seleccionamos Sport+ o, mejor aún, Race parece que lo posee algún ente maligno y se trasforma en una bestia gritona y ansiosa por derretir las ruedas traseras tan pronto hundimos el acelerador. Este controlador permite ajustar al gusto del conductor diferentes aspectos del auto, como la dureza de la dirección, la rapidez de la caja, la inmediatez en la respuesta del acelerador, la firmeza de la suspensión y hasta el sonido del escape.

Todo lo hace impecablemente: acelerar, frenar y dar vuelta. Sus elementos trabajan en equilibrio perfecto y rápidamente desarrollas una dependencia al coche como si fuera un psicotrópico, o eso dicen. Las llantas hay que cuidarlas mucho en las calles de nuestro país por el perfil tan bajo, pero a favor tienen una adherencia increíble que nos permite acercarnos al límite dinámico del coche en una carretera de curvas bien trazada. Obvio, no sólo es por las llantas, sino por la excelente plataforma, pero las gomas ayudan, y mucho.

Un coche de equipamiento y acabados impecables, en donde todo lo que tocan las manos es fibra de carbono, Alcántara, aluminio, piel o plásticos de factura excelente. Destacan los asientos delanteros, con respaldo en una sola pieza –un detalle muy racing–, con una combinación superior entre sujeción y comodidad. Y lo mejor: está dispuesto a llevarnos con la clásica suavidad de un MB si lo deseamos… o con una rabia que deja estupefacto a más de uno.

VÍCTOR ORTIZ