El auto ala que quitó al piloto el mando de la categoría
El auto ala original fue el Lotus 78 que compitió en 1977 en la categoría máxima –y en 1978 con el Equipo Rebaque, escuadra privada del piloto mexicano Héctor Alonso Rebaque– pero el Lotus 79 llevó el concepto a un extremo insospechado y se robó el título; de paso, decreció la aportación del piloto, que había sido tradicionalmente como el 50% en la ecuación auto-piloto, en un auto vencedor.
Colin Chapman buscaba la forma de incrementar la carga aerodinámica para poder hacer más veloz un auto de F1. La velocidad de curveo depende de la fricción entre las llantas y el asfalto, y la fricción es resultado de la fuerza vertical que es la suma del peso del auto y la fuerza de despegue generada por el área de baja presión atrás del auto; por ello, Champan quería reducir la presión y se le ocurrió que los pontones del auto, y luego todo el piso, tuvieran la forma de una ala invertida para crear el área de presión baja que pegara el auto al piso, y así creo lo que se conoce como “efecto suelo”.
El Lotus 78 fue muy exitoso aunque poco confiable lo cual le costó el título a Mario Andretti y Lotus. Para 1978 Chapman buscó completar el trabajo y el resultado fue tan bueno que cuando se probó el Lotus 79 en la pista, la fatiga de materiales por la carga aerodinámica lograda era tan grande que se tuvo que reforzar toda la estructura y rehacer el chasis para aguantar la carga que era 30% mayor que la del 78. Mientras tanto, el auto se desarrollaba con faldones de escobeta que fueron cambiados por otros de hule para sellar el paso del aire por debajo del 79 y así lograr el efecto suelo al máximo.
Por ello, el Lotus 79 no debutó hasta la sexta carrera de 1978, en Bélgica, la cual ganó con un 1-2 para Andretti y Ronnie Peterson, sus pilotos, los cuales repitieron en España en la siguiente ronda; y el auto se ganó el mote de “Belleza Negra”, por sus líneas perfectamente equilibradas y su diseño con los colores del patrocinadro en negro y oro. Mario se coronó con cinco triunfos, Ronnie añadió uno y cuatro podios y lograron el título de constructores para los ingleses de Norfolk.
Pero un auto como el Lotus 79 prometía que un piloto competente podía ser ganador por el mero auto lo cual fue probado trágicamente tras la muerte de Peterson en Italia. Su reemplazo, Jean Pierre Jarier, bueno a secas, logro la VR en Estados Unidos y la PP en Canadá, con el mismo auto del sueco y pudo haber ganado con un poco de suerte pues dominaba. Un piloto mediano en un auto bueno pesaría en adelante más que un piloto bueno en un auto mediano, y la aportación del piloto quedaba disminuida, mientras la del diseñador crecía hasta ser, incluso, más importante. Ciertamente un efecto no buscado por Chapman, pero que marcaría un cambio en el deporte motor a todos los niveles.
El Lotus 79 siguió en acción en 1979, ya rebasado tecnológicamente, tras las fallas del concepto del Lotus 80 sin alerones; ya sólo conseguiría algunos podios antes de ser retirado.