Nuestro editor en jefe analiza la batalla del finlandés por un segundo título mundial desde un equipo sin los recursos de los cuatro grandes, pero con talento y sentido común; un caballo negro, pues….
LA HISTORIA
Kimi Raikkonen es un hombre envidiable. Tiene una de las profesiones más codiciadas del mundo –según la definición de Tom Cruise– y es reputado como el piloto que vive afuera del sistema, el dueño de sí mismo, el rebelde, el que no puede ser sometido. Su apodo mismo, Iceman, lo dice todo: a él nada lo inquieta, nada lo perturba, nadie le mueve el tapete. Es el hombre de hielo, el que no se quiebra, ni se derrite, es un bloque de un fiordo ancestral con miles de metros de profundidad, sin acceso. Todo lo que necesita está plasmado en su casco, con una runa que significa simplemente protección y que lo cubre desde antes que todos los dioses habidos y por haber existieran. Él hombre de hielo está en paz en lo metafísico y es, a la vez, dueño y señor de su entorno físico.
Así llegó a la Fórmula Uno, con 23 carreras (de Fórmula Ford o Renault 2.0 todas) bajo el brazo y una prueba de tres días con Sauber en Mugello, en la que casi igualó los tiempos de un tal Michael Schumacher, quien obtendría su tricampeonato de F1 ese año con Ferrari; fue contratado como probador y luego se ganó el asiento para la siguiente campaña. Cuando se presentó en la parrilla en Australia 2001, casi todos –Peter Sauber exento– pensaban que no iba a dar el ancho, pero terminó en los puntos en su primera carrera y las dudas cesaron. Posteriormente, en 2002 empezó su carrera con McLaren con un podio, y ganaría en 2003, pelearía el campeonato en los años subsecuentes, con un poco de mala suerte, y emigraría en 2007 a Maranello para reemplazar a Michael Schumacher, y obtener el campeonato en su primera temporada con los escarlatas, aunque sus dos campañas subsecuentes fueron menos exitosas cada vez.
Tras un receso de dos años en los cuales corrió en el campeonato mundial de rallies (WRC) con su equipo IceOne, y quedó quinto en su mejor participación, a inicios de 2012 firmó con Lotus para
regresar a la Fórmula Uno, y desde entonces ha recorrido todas las vueltas de todos los GPs que ha disputado –excepto una en Brasil 2012 tras una excursión que le costó medio minuto–, y ha puntuado en todas las carreras –excepto China 2012– por lo que lleva 22 fechas seguidas en los puntos y podría romper el récord de Michael Schumacher en Silverstone, si sigue así.
FORTALEZAS Y DEBILIDADES
Kimi corre para un equipo chico en presupuesto, grande en resultados, pues Lotus no tiene ni los patrocinios ni el apoyo de Red Bull Racing, Ferrari, Mercedes o McLaren, cuando menos desde que fue renombrado como Lotus tras haber sido Renault –y antes Benetton y Toleman si nos remontamos a los años 80s– hasta 2009. Y aunque su salario no incide desfavorablemente en el equipo desviando recursos que bien podrían emplearse en desarrollo, la escuadra basada en Enstone tradicionalmente cierra lento en la etapa final de la temporada, ya sin dinero para presentar actualizaciones en las carreras finales. Eso podría hacer que el caballo negro se quede en la recta final.
Otro problema es que su auto ha sido de los más exitosos desde el año pasado –aunque se insiste mucho que gran parte del mérito es del manejo del finlandés– y el equipo técnico de Lotus está siendo tentado por la fama y la gloria en los equipos grandes. Su director técnico James Allison, responsable del E20 y E21, acaba de renunciar y se supone que va rumbo a Ferrari para fortalecer la estructura técnica de los italianos. Su reemplazo es por promoción interna a Nick Chester, pero siempre queda la duda acerca de la profundidad del talento en el siguiente escalón de ingeniería en un equipo de tamaño mediano.
También está en su contra que la gran mayoría de los equipos, encabezados por Red Bull, han protestado por las nuevas llantas que se degradan demasiado y Pirelli anunció que hará cambios, a partir de Canadá, pues tener cuatro paradas en una carrera parece excesivo. Sin embargo, la FIA ha anunciado que no permitirá que se hagan cambios cosméticos por espectáculo, sino que solamente lo harán por medidas de seguridad para acabar con la racha de neumáticos deslaminados que se ha venido dando recientemente.
Preservar el status quo, permite que el Lotus E21, el cual parece el auto mejor adaptado a la preservación de los compuestos de goma entre la generación 2013, siga teniendo rendimiento arriba del de los autos de nombre, y debería mantener a Kimi en la pelea por los podios, de los cuales lleva cuatro en las cinco primeras carreras disputadas.
Pero la principal fortaleza de Kimi Raikkonen es su manejo. Aunque es muy expresivo en sus conversaciones cuando pasa algo en pista, como su vocabulario tras el incidente con Sergio Pérez en Malasia, por ejemplo, Kimi hace honor a su sobrenombre y es un piloto maduro, muy veloz y que no se calienta en el fragor de la batalla, mucho menos exige a su auto lo que no puede dar. Su regularidad se ha vuelto metronómica, y sus vueltas no varían más de un par de segundos en sus corridas, algo muy similar a lo que sucedía con Nelson Piquet, otro reputado piloto en cuanto a dar la primera y la última vuelta en cronos muy similares a todas las demás de una corrida sin importar su longitud.
Kimi es el mejor activo de Kimi y por eso los ingenieros se preguntan realmente qué tan bueno es el Lotus, o si realmente son las manos del finlandés las que lo tienen en el sitio que ocupa hasta el momento, peleando el campeonato de constructores y siendo sublíder en el de pilotos.
EL HOMBRE
Kimi es también el ejemplo perfecto de “más es menos”. Más barato que los otros campeones, más rendidor, pero también más ausente en actividades promocionales, y más asentado con los pies sobre la tierra. A él no le interesan el glamour, la fama y los lujos. Platicando con él descubrí que maneja un auto compacto muy popular en Europa y su razonamiento fue: “Es fácil de estacionar”. Cuando lo entrevistas, mira constantemente el reloj para hacerte saber que estás interviniendo en su vida y que más vale que hagas que valga la pena, pero si das dos preguntas insulsas seguidas simplemente se para y se va, no tiene necesidad de aguantar necios… como no lo hizo en la cabina con su ingeniero que le recordaba todo lo obvio haciéndolo estallar –y le costó la chamba al ingeniero, quien fue enrocado con otro de Red Bull para 2013 – pero como efecto impensado, sus palabras volvieron un héroe viral en la red a Kimi y aumentaron su popularidad.
La percepción del finlandés es que es un tipo como nosotros, aunque mucho más veloz, pero que sabe divertirse, no necesita alardear, ni manejar un híperauto en la calle, no tiene yate ni es ostentoso, es muy privado y simplemente enfrenta al mundo en sus propios términos sin dejar que el mundo se le imponga. Hace lo menos posible de funciones de RP y si algo no le parece no se anda con rodeos. En cierta forma es el rebelde que todos quisieran ser y no son, pero también es un hombre de principios que no maneja sucio al estilo Schumacher del fin justifica los medios. Es fiero en la pista, y si gana no hay necesidad de hacer aspavientos, es su trabajo y lo ha cumplido. Si pierde, como me dijo, “es ir de regreso a buscar mejorar, uno siempre sabe lo que hizo mal”, haya o no telemetría.
¿Admirable? Sí. ¿Veloz? También. ¿Amistoso? No, realmente prefiere que lo dejen solo, firma autógrafos por necesidad, rehúye las fotos en gran medida y no encuentra que nada que tenga él sea causa de idolatría. ¡Más admirable aún!
EL FUNDAMENTO
¿De dónde viene el hombre?. Hay un detalle que ilustra bien su formación. Kimi es quizás el único campeón de la F1 que creció en una casa que no tenía baño interno. Era una casa en las afueras de Helsinki, de unos 50 metros cuadrados o menos, de madera, y con una letrina exterior. Para divertirse, Kimi y su hermano mayor Rami tenían un go-kart que usaban por turnos. Cuando crecieron, las peleas por el vehículo se volvieron más grandes y frecuentes. Su padre, taxista de medio tiempo, tenía un poco de dinero ahorrado y cuando hubo la oportunidad de instalar un baño interior en la casa, por aquello del frío invernal, también descubrió que había necesidad de un segundo go-kart para apoyar la habilidad creciente de sus vástagos y evitar las peleas. La decisión fue fácil: se compró otro kart y el baño dentro de la casa tardaría otro par de años en concretarse. Desde chico, Kimi supo lo que eran prioridades. Entonces, no hay duda de por qué –en términos económicos– es el mejor piloto del mundo. ¿Y en la pista? También…