Honda y Chevrolet seguirán en IndyCar hasta el final de la década, pero la generación nueva de motores se pospondrá hasta 2023.
La mañana de este sábado, los jefes deportivos de ambas marcas, junto con directivos de la categoría, anunciaron la extensión de su continuidad, apostando a la filosofía financiera de mantener costos controlados al tiempo de seguir innovando en su tecnología.
«La participación de constructoras es la columna vertebral de cualquier serie. Entonces, para tener el camino que anunciamos hoy, que es mucho tiempo, tenemos un plan bueno, un futuro bueno, y junto con Chevrolet y Honda no podríamos estar más entusiasmados con el futuro», mencionó Jay Frye, Presidente de IndyCar.
Sin embargo, las reglas híbridas, que meramente es un sistema KERS que se utilizará en los arrancadores (y quizá en el dispositivo Push to Pass) deben su retraso en el desarrollo de piezas de parte de los proveedores de la tecnología, cuya identidad aún no se revela.
Por ello, tanto esta pieza como el motor V6 doble turbo de 2.4 litros, y algunos elementos eléctricos, se estrenarán en 2023 y no en 2022, sustituyendo a las unidades V6 de 2.2 litros.
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El caso más particular es el de Honda, que saldrá de Fórmula 1 a finales de 2021. Aunque esta decisión no se relaciona con la división deportiva en Estados Unidos (Honda Performance Development), se expresó que su participación en Norteamérica incrementará, al ver el curso que IndyCar e IMSA están tomando en su proceso de electrificación.
«En Norteamérica tenemos un compromiso de muchos años y seguimos comprometidos a aprovechar la serie INDYCAR para promover nuestra marca y nuestro negocio aquí», explicó Ted Klaus, jefe de Honda Performance Development.
«Esas dos cosas son complementarias, y seguirán viendo a Honda competir en series de deporte motor en todo el mundo. Fue una especie de casualidad que los anuncios llegaran a cerrarse».
No hubo novedades respecto a la posible llegada de un tercer motorista.