AUNQUE DE HECHO SON 11 AÑOS, ESTE PERIODO BIEN PUEDE SER LLAMADO LA ERA SCHUMACHER, EL PUENTE ENTRE DOS SIGLOS. LA BRILLANTEZ ES INNEGABLE AL IGUAL QUE LA DETERMINACIÓN POR SER EL MEJOR DE TODOS LOS TIEMPOS, PERO TAMBIÉN HAY MANCHAS QUE LE QUITAN UN POCO DE BRILLANTEZ AL LEGADO DEL GRAN SCHUMI COMO NUESTRO HISTORIADOR EN JEFE DETALLA.

Entre 1994 y 2004 Michael Schumacher fue sinónimo de la Fórmula Uno. A muchos puede no gustarles el heptacampeón, pero su legado es imposible de soslayar al hablar de la máxima categoría. El germano debutó en 1991 con el equipo Jordan y fue prontamente adquirido por la escuadra Benetton donde estuvo otras cinco carreras antes de tener su primera temporada completa en 1992, donde obtuvo un primer podio en México y su primer triunfo en Bélgica y al año siguiente se mantuvo en los autos que tenían el motor oficial de Ford.

Para 1994, con el retiro de Prost y el paso de Ayrton Senna a Williams, Schumacher era el piloto considerado rival más fuerte del brasileño para el título. Y lo ganó, pero Senna ya no estaba con nosotros y Damon Hill no fue suficientemente bueno para impedir la primera corona del germano.

“ESTADÍSTICAMENTE NO HAY NADIE MEJOR QUE MICHAEL SCHUMACHER”
 BERNIE ECCLESTONE

Al año siguiente, con Benetton equipado con el motor Renault, mismo de su rival Williams, Schumacher repitió título y se fue a Ferrari para 1996, donde le tocó desarrollar al equipo acoplado con la dirección técnica de Ross Brawn, el diseño de Rory Byrne y la dirección general de Jean Todt, quienes planeaban todo para que el germano ganara en la pista. Fueron años de desarrollo incesante, peleando los campeonatos en 1996, 1997 y 1998. Falta 1999 cuando se rompió una pierna y perdió media campaña; pero sus resultados y los de sus coequiperos le dieron el título de constructores a Ferrari, el primero desde 1983.

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El primer título de pilotos –que Ferrari no ganaba desde 1979– vino en 2000 acompañado del de constructores y las coronas se repitieron hasta 2004, una racha no igualada jamás en la
F1 de cinco al hilo en ambas categorías. Y Michael ganó 54 carreras con los escarlatas y 100 podios en 142 carreras que disputó con ellos en su era dorada. Para ponerlo en contexto, sólo Lotus, Williams, McLaren y Ferrari (aún sin Schumacher) han ganado más de 50 carreras en la Fórmula Uno y sólo esas mismas escuadras han ganado siete o más títulos en la Fórmula Uno (Ferrari incluso sin contar los años de servicio de Schumi en Maranello). Números que indiscutiblemente lo colocan como el mejor, estadísticamente hablando de absolutos, de la Fórmula Uno, aunque cuando se habla de números relativos y porcentajes, sus cifras no son las mejores aunque sí están cerca de la cima en la mayoría de las categorías.

“MICHAEL FUE MI EJEMPLO A SEGUIR DESDE QUE INICIÉ EN KARTS”
SEBASTIAN VETTEL

Estadísticamente es improbable que vuelva a haber una era como la Era Schumacher, con tal dominio, tal obsesión por
la perfección, y tanta cercanía a lograrla. Pero esa misma
 Era Schumacher provocó que se prohibieran las pruebas en temporada, porque la gran ventaja de Ferrari era tener a un piloto que si necesitaba darle mil vueltas a su pista propia en Fiorano para mejorar una décima de segundo, lo haría y estaba ahí incansable desde las 8:00 AM hasta que la luz del día –o las leyes antirruido– lo permitieran. Hay que hacer notar que nunca nadie se quejó de que un Ferrari girara más allá de las 6 de la tarde en Fiorano.

Nunca hubo un piloto tan enfocado a ganar y tan eficiente
en lograrlo, por ello es difícil compararlo: sus números son masivos en todo sentido. Pero esa obsesión por ganar no fue inmaculada. Traería muchas controversias como la del choque con Damon Hill que le dio el título en la carrera final de 1994
 en Australia; o descalificaciones por infringir reglas; pero, principalmente la exclusión de toda una temporada (1997)
 por intentar sacar de la pista a su rival por el título, Jacques Villeneuve, en la carrera final del año cuando el canadiense lo iba a rebasar y con ello desplazarlo de la punta del campeonato. Schumacher haría cualquier cosa por ganar el campeonato, reglamentaria o no. Y quedan por ahí las dudas sobre el software de arrancada y control de tracción que se descubrió al final del año en el Benetton de 1994 y las órdenes de equipo para que sus compañeros le dieran el triunfo en ciertas ocasiones, criticadas por no estar en riesgo el título. Pero aun esos detalles palidecen detrás de la magnitud de sus logros.

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La Era Schumacher permanece en el recuerdo como una década de excelencia a la cual todo campeón debería aspirar en su carrera. Y Michael lo logró entre los 25 y los 35 años de edad.

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