«TODAVÍA NO ESTAMOS DONDE YO QUIERO VER AL EQUIPO, PERO ESTAMOS LOGRANDO AVANCE” FRANZ TOST

La Scuderia Toro Rosso siempre se ha manejado como el equipo secundario de la firma de bebidas energéticas, con un objetivo central de darle la primera probada de F1 a los mejores pilotos emanados de la escalera larga de fórmulas menores que la firma patrocina.

Han tenido éxito, siendo Sebastian Vettel el mejor ejemplo de esta filosofía, pero en 2015 duplicaron la apuesta con dos novatos que nunca habían estado en F1. La apuesta arriesgada ha fructificado en parte gracias al STR-10 que ha producido el equipo técnico en Faenza: un auto manejable y balanceado, además fácil de poner a punto aún para pilotos poco experimentados, cuyo único punto débil es la falta de potencia del motor Renault.

Uno piensa qué podría pasar si le soltaran la rienda al Toro y pudiera competir en igualdad de circunstancias con su hermano mayor. Si con dos novatos talentosos, pero novatos al fin, ha dado resultados destacados y ha logrado hasta un cuarto sitio en la campaña, con un par de volantes de primer nivel los resultados podrían ser mucho mejores.

Pero esa es su tragedia, están atados a su programa y son un semillero no un retador, aunque tengan los elementos para serlo.