Sucedió más tarde que temprano. Mientras los equipos marcharon al receso, Force India consiguió dueños nuevos, lo que también tiene implicaciones para 2019 y más allá, tal como estima NUESTRO EDITOR MONOPLAZISTA en este relato
El viernes del GP de Hungría en la noche, en Londres, fue puesto en administración el equipo Force India en una demanda iniciada por algunos de sus acreedores principales, entre ellos su piloto mexicano Sergio Pérez, su proveedor de motores alemán Mercedes (Brixworth) y su patrocinador titular BWT de Austria.
Administración es similar a una bancarrota, debes más de lo que tienes, pero en ella se nombra a un administrador externo que evalúa la compañía y trata de venderla mientras sigue funcionando en lugar de cerrarla y proceder a vender los activos, como es en la bancarrota tradicional, aunque al final se puede llegar al mismo cierre. La idea de esta opción es que los directivos existentes –léase Vijay Mallya y socios– actuales tuvieran poder sobre la decisión de venta, ya que se sabía de la existencia de varias ofertas y que todas las habían rechazado.
Sergio argumentó que lo hacía para salvar los trabajos de los más de 400 empleados de Force India ante el estancamiento alcanzado, y claro, también para ponerse primero en la línea de acreedores a los que habría que pagar en cualquier caso, incluso en el extremo de vender los activos y cerrar el equipo. Vijay protestó que él es el acreedor más grande con unos 160 millones de libras pendientes de pago, y la F1 se fue de vacaciones.
Para el martes siguiente el administrador –mismo que había hecho el cierre de Manor F1 hace algunos años y tiene experiencia en el mundo del deporte motor– determinó que la oferta del canadiense Lawrence Stroll era la mejor y adjudicó provisionalmente –hasta que la saliva se convierta en dinero– Force India al papá del piloto de Williams, Lance. Todos se declararon satisfechos, Vijay sigue callado y se dice que ya hubo dinero de adelanto para pagar a los proveedores que tendrán las actualizaciones del equipo listas para el GP belga, además de salarios caídos y otros detalles mientras se finquita el papeleo de la compra. Pronto lo sabremos.
Esto impacta el juego de las sillas (ver pág. 45-47) y a Sergio particularmente, pues es obvio que Lance Stroll tendrá un asiento en Force India, que deberá ser renombrado pronto, para 2019. El otro lugar lo disputan Sergio y su coequipero actual Esteban Ocon, apoyado por Mercedes. Dependerá de qué quiera Stroll como compañero, si alguien que lo va a hacer ver mal y del cual no aprenderá mucho porque tiene poca experiencia en F1 –léase Ocon– o alguien con mucha experiencia que pudiera servirle de mentor al canadiense aunque le gane –léase Sergio– u optar por a alguien de afuera que haga brillar a Lance como si fuera bueno y al cual pueda manipular como a un segundo piloto, tipo Mazepin.
Ahora los que tiemblan con este desenlace son los de Williams que pierden unos 50 millones (USD) que se estima ponía papá Stroll para que su hijo corriera con ellos, monto que no tendrán para 2019. Veremos si ellos también llegan a la administración o si hay un caballero blanco que acuda al rescate.