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Es vox populi que la Fórmula Uno es el tercer evento mundial a nivel televisivo, detrás de los Juegos Olímpicos y de las Copa del Mundo de Futbol, que son cuatrienales. La F1, tenía un pico de 500 millones de televidentes anualmente, pero ha perdido entre 35 y 50 gracias a las decisiones que vienen teniendo desde 2014 como quitarle el ruido real a los motores, hacer los autos más feos, complicar las reglas, subir los costos prohibitivamente, hacer posible que cualquier piloto mediocre con dinero pueda manejar un auto de F1 y volver las carreras procesiones que se definen en la primera curva.
La FIA no puede tomar las riendas porque no tiene los derechos, que esos se los quedó a la mala –como político mexicano de medio pelo– Bernie Ecclestone y los vendió y revendió y ahora los tiene una empresa financiera que solamente busca exprimir a la F1 lo más posible y venderla en cuanto alguien la quiera comprar.
Bernie, quien en su momento fue hasta estratega –a él se le ocurrió lo de salir con tanque medio lleno, y hacer una parada a media carrera para rellenarlo y ponerle llantas nuevas allá por 1981 cuando era dueño de Brabham– ya no sabe lo que quiere, y la categoría da bandazos reglamentarios sin ton ni son, siendo el más reciente el de la calificación idiota que quieren imponer cuando ya se vio que no funcionó en Australia y Bahrein. ¿Y qué saben los pilotos que se oponen a esa calificación y a tanta tontería que viene para 2017? Nada, su opinión no vale pues son meros choferes bien pagados, como dijo hace años Mr. E.
Una nota reciente nos dice que en GB ya pronto no habrá carreras en transmisión abierta, como no las hay en la mayoría del mundo, pues Sky tendrá la exclusividad. Me dicen que si las pasan en TV abierta hay unos 17 millones de personas que las ven allá, pero en cable sólo las sintonizan menos de dos millones, probablemente ni eso porque esos son los abonados y no todos se abonan por la F1. ¿Es eso crear audiencia y sembrar para el futuro?
En vivo la F1 es cada vez más cara, pues los promotores no pueden vender anuncios, ni lugares encima de los fosos, ni derechos de TV, ni nada, sólo los boletos les sirven para pagar las sumas que pide Bernie por conceder el derecho a organizar un gran premio.
El número de televidentes que verán las carreras de F1 en 30 años seguramente no le importa a Bernie, él ya cumplió con construir un deporte con visión empresarial y luego destruirlo con avaricia igualmente empresarial; en 30 años ya será una mera memoria, o como dice Keynes, en el largo plazo todos estamos muertos, así que cuando queden 50 millones de televidentes viendo la F1, mis nietos difícilmente entenderán por qué me apasionaba tanto este deporte. ¡Gracias Bernie! Ojalá tu ataúd te lo hagan de berilio porque más que eso no te vas a llevar… ¿o cuenta el oprobio?