Traer las vistas y el alma de la F1 de los 70s al cine del siglo XXI mostró ser un desafío casi tan grande como el deporte en cuestión. Richard Williams nos cuenta sobre la recreación de la historia de la F1.
Hunt y Lauda: El especial de Rush
Los dos hijos de James Hunt nunca lo vieron correr. Pero ahí están, Tom y Freddie, nacidos años después del retiro de su padre de F1, ahora adultos, en primera fila en la tribuna en Brands Hatch, viéndolo llevarse la bandera a cuadros para ganar el controvertido Gran Premio de Inglaterra en 1976, con uno de los momentos más dramáticos en su temporada de campeón. “Tom y Freddie vinieron de visita”, explica el coproductor de RUSH, Andrew Eaton. “Si congelas la imagen, puedes verlos. Lo cual era bastante extraño para ellos, ver a alguien recrear la carrera que su padre ganó”.
La filmación de RUSH involucró muchos momentos conmovedores como ese, otro de los cuales también involucró a los Hunt. En 2011, dos de los hermanos de James, Peter y David, no recibieron las noticias del proyecto con entusiasmo. “Cuando alguien muere, se vuelve parte del dominio público”, dice Eaton con una actitud de disculpa. “Nos acercamos a los Hunt desde hace tiempo –Peter desafortunadamente murió desde entonces– y hubo una cena. Fueron bastante antagónicos a la idea. Probablemente pensaban que sería sobre con cuántas aeromozas logró acostarse. Entendí su sensibilidad. Solamente les dijimos, ‘miren, vamos a seguir avanzando y veremos cómo se sienten al respecto’”.
La versión final del filme no esconde el hecho que Hunt ocasionalmente se acostaba con las aeromozas… y enfermeras… y más. De todos modos, a inicios de 2013, con la filmación terminada, se arregló una proyección especial. Eaton se encontraba presente: “Era para los parientes –su madre y toda la familia– unas 30 personas. Me senté –si no estás en el cuarto, nunca sabrás lo que realmente piensa la gente– y tras unos 20 minutos pensaba, ‘Esto fue un grave error’. Sentarse en un cuarto con una mujer cuyo hijo está muerto, y todos sus parientes. Sentí que no debía estar ahí, pero al parecer respondieron de forma bastante positiva”.
No hubo tales problemas para la otra parte de la rivalidad central del filme. Niki Lauda se subió al proyecto casi desde el principio, cuando el guionista inglés, Peter Morgan –mejor conocido por sus obras ‘Frost/Nixon’, ‘La Reina’ y ‘Tinker, Tailor, Soldier, Spy’–se encontró con la idea que ya había sido contemplada por el productor Jeremy Thomas y el director Paul Greengrass. Morgan vive en Viena con su esposa, Lila Schwarzenberg, una princesa austriaca y amiga de Niki. Aunque el escritor no sabía nada sobre el deporte motor, la historia le intrigó y escribió un guión muy adecuado.
“Alguien se había acercado a Peter a escribir una historia de los 70s sobre Jackie Stewart”, dijo Eaton. “Peter no pensaba que fuera tan buena historia. Había visto a Niki unas cuantas veces, hecho su propia investigación y reconoció que la historia de Hunt y Lauda era mucho mejor. Pero Peter nunca le mostró el guión a Niki para que lo leyera, y nunca buscamos la aprobación de éste. Solamente eran cosas técnicas, detalles de los cascos y overoles, y sobre las cosas que se dijeron uno al otro. Peter dijo: ‘No voy a pedir tu aprobación, vamos a contarlo de la manera que creemos que pasó’. Todos tienen que aceptar que intentas crear una historia dramática. Algunas de las historias que Niki le contó a Peter, nadie se atrevería a inventarlas. En el Nürburgring, el día del accidente, un fanático le pidió su autógrafo y después le pidió añadir la fecha. Niki le preguntó por qué y le respondió que era en caso de que fuera su último. Ron Howard, el director del filme, dijo que si alguien hubiera inventado esa historia, nadie la creería.”
La llegada de Howard, una vez que Greengrass decidió irse, fue crucial para que el proyecto despegara. “Eso aumentó su estatus”, dijo Eaton. Para entonces Eaton, habiendo acabado un filme junto con Morgan, se había unido al equipo, y se habían acercado a Eric Fellner, de Working Title, la compañía productora detrás de la película ‘Senna’. Fellner es amigo de Morgan, mientras que Howard había dirigido la adaptación de Morgan sobre su obra ‘Frost/Nixon’. Las piezas del rompecabezas se juntaban. La reacción en la F1 era escéptica inicialmente. “Fuimos a ver a Bernie Ecclestone”, dice Eaton. “Nos dijo que al menos una vez al año alguien se aparece diciendo ‘Voy a hacer una película sobre F1’ y nunca sucede. Era como decir ‘Vengan a verme cuando esté terminado’”.
Ya que la historia se narra en un periodo previo al control de Ecclestone sobre la F1, su aprobación no era necesaria. “No fue un problema”, dice Eaton, “pero Ferrari y McLaren son tan prominentes que definitivamente tuvimos complicaciones para que se nos unieran”. Aquí, la amistad de Fellner con Ron Dennis y su relación con Ferrari, de la cual colecciona autos deportivos, ayudaron. Fellner llevó el proyecto a Universal Pictures y se reunió un presupuesto de 50 millones de libras, así como un elenco y equipo de producción, con los papeles principales yendo a Chris Hemsworth y Daniel Brühl. Como otros intentos de crear una película basada en el mundo del automovilismo, los problemas derivados de la tecnología fueron decisivos en la planeación.
Jim Hajicosta, un fan del automovilismo con unos 30 años de experiencia como contador en películas, se volvió coproductor y encargado de conseguir el equipo necesario. Ayudado por Stuart McCrudden, de Historic Formula One, reunió una parrilla de 24 autos F1 originales de 1976. Los dueños de estos invaluables carros fueron alentados a cooperar –“Me dicen que es la primera vez que dos Tyrrell de seis ruedas se encuentran juntos desde 1977”, menciona Eaton– y algunos fueron persuadidos para instalar cámaras a bordo, con extremo cuidado, obviamente. Entre los pilotos reclutados se encontraban Jochen Mass, el expiloto de McLaren en F1, y Chris Drake, el conocido corredor histórico.
Hajicosta también comisionó varias réplicas, basadas en chasises de F2, que serían conducidas por los actores principales “Si los miras de cerca puedes darte cuenta que no son reales”, admitió Eaton, “pero para manejar entrando o saliendo de los fosos, logramos salirnos con la nuestra. Significaba que podíamos hacer una toma con Chris Hemsworth entrando a fosos y cuando levantara su visor sí sería él”.
A un precio entre 70 y 100 mil libras, cada uno, dos réplicas del Hesketh y un Brabham llegaron de WDK Motorsport en Stockbridge, Hampshire; tres réplicas del Ferrari, de Rob Austin Racing en Pershore, Worcestershire, y un par de BRM, un Penske y un March, de Mirage Motorsports en Norfolk, quienes construyeron sus autos desde cero, usando motores Rover V8. Ahora se encuentran guardados y probablemente serán vendidos. “Así recuperaremos algo de nuestro dinero”, dijo Hajicosta, el contador imponiéndose al fanático durante unos segundos.
Las escenas de competencia incluyen eventos como Crystal Palace, Kyalami, Interlagos, Brands Hatch, Nürburgring, Paul Ricard, Monza, Watkins Glen y Fuji. Ya que no habría sido posible visitarlas todas (y dado que Crystal Palace desapareció completamente), la ingenuidad cinemática se usó para mezclar los videos de archivos con los obtenidos en nuevas locaciones, principalmente Snetterton, Donington Park, Brands Hatch, Cadwell Park y el aeropuerto de Blackbushe.
En el viejo aeropuerto, cuyo último momento de gloria fue el concierto de Bob Dylan y Eric Clapton frente a 200,000 espectadores en 1978, un lado de la pista fue disfrazado para parecer el inicio de Interlagos, mientras que el otro se usó para Kyalami; los autos primero manejaron en un sentido, después en el otro, con las cámaras cambiando lados. Brands también duplicó su uso como Paul Ricard, donde se efectúa la prueba del BRM de Lauda (“Cualquiera que conozca Brands reconocerá las gradas”, admitió Eaton), así como Monza. Cadwell Park se convirtió en Crystal Palace para una batalla de F3 durante las primeras carreras entre los dos protagonistas (aunque Howard usó su licencia artística aquí: la escaramuza de Hunt en la F3 involucraba a Dave Morgan, no a Lauda), mientras que una sección particularmente llena de colinas se hace pasar por el viejo Nordschleife de Nürburgring. Blackbushe, Snetterton y Donington se volvieron secciones de Fuji durante el clímax que decidió el título. Las tomas en helicóptero que tenían de Monza y el Nürburgring se usaron para esa secuencia, mostrando a los espectadores llenando los circuitos: “Ron quería que la gente se diera cuenta de lo importantes que eran estos eventos”, explica Eaton.
Los grandes choques son una parte importante en las películas de autos: piensa en un BRM P261 siendo catapultado a la bahía de Mónaco en Grand Prix, de John Frankenheimer, o un Ferrari 512 explotando durante ‘Le Mans’, de Lee H. Katzin. Dada la importancia del tema, RUSH no es excepción. Para el accidente casi fatal de Lauda en el Nordschleife, los archivos fueron mezclados con nuevas tomas en el punto exacto del accidente, la rápida derecha acercándose a Bergwerk, con imágenes digitalmente escaneadas de un verdadero Ferrari 312T2 insertadas. Y ya que el accidente que tuvo lugar en agosto debió ser filmado en abril, el frondoso follaje de la montaña de Eifel fue, como dice Hajicosta, “probablemente reverdecido un poco” en postproducción.
En general, sin embargo, el equipo tuvo bastante suerte con el clima. Necesitaban lluvia para las tomas de Fuji y Nürburgring, filmadas en varias locaciones a lo largo de Inglaterra, y la consiguieron, aunque Eaton tiene memorias vívidas sobre la arrancada de Fuji con 150 extras, casi todos japoneses, y se vio en la necesidad de pedirle ayuda al departamento de efectos especiales. “La primera toma del día era a las 8:30 en una mañana de jueves y dijeron, ‘Bueno, empiecen la lluvia, y todas estas personas se dieron cuenta que su día completo consistiría en estar de pie, empapándose. Una mujer fue llevada al hospital por quedar expuesta tanto tiempo”.
La recreación de las marcas y patrocinios del tiempo también debieron ser medidas cuidadosamente. “Es engañosamente difícil”, dijo Eaton. “Uno pensaría que las marcas dirían ‘¡Claro que aceptamos!’ Pero después tienes cosas como que el casco de Niki sale volando y ninguna marca quiere que la asocien con algo así. Pero a los chicos de McLaren se les iluminó la cara cuando nos visitaron y vieron que teníamos a Marlboro en los autos. Hubo muchas discusiones con los abogados acerca de ello, con la particular sensibilidad que hay en EUA. Cuando compras carros modelo ahora, ya no traen anuncios de tabaco. Pero dijimos que si gastamos tanto en que todo se viera bien, sería ridículo quitarle el patrocinio de Marlboro a los autos. Sí lo quitamos de algunos cascos, porque están en tantas tomas de cerca que sentimos necesario marcar una línea”.
El hombre encargado de capturar todo en una multitud de cámaras –35 en las secuencias más complejas– fue Anthony Dod Mantle, un director de fotografía inglés trabajando en Dinamarca que previamente había sido empleado en las cintas Slumdog Millionare y 28 Días Después de Danny Boyle, Dogville y Anarquista, de Lars Von Trier, y El Festín, de Thomas Vinterberg. “Los japoneses le mandan cada nueva cámara que crean”, prosiguió Eaton. “Dicen, ‘Esto es lo que creemos que puede hacer, ahora dinos si realmente puede hacerlo’”.
La película ciertamente es una exhibición de Dod Mantle, así como de Mark Coulier, el especialista en prostéticos que ganó un Óscar y un BAFTA por transformar a Meryl Streep en La Dama de Hierro y que fue contratado para recrear las escalofriantes heridas en cara y cabeza que Lauda sufrió en el Nürburgring. Igualmente para Jody Johnson, el supervisor de efectos visuales, cuyos créditos anteriores incluyen In Bruges y The Best Exotic Marigold Hotel. Desde el punto de vista de Eaton, las habilidades especialistas e ingeniosidad de los técnicos ingleses reflejan las existentes en la F1: “Tuvimos algunos problemas con la baja autoestima en este país, pero cuando vas a un lugar como la fábrica de McLaren, te das cuenta que hay cosas muy buenas sobre las que la gente no habla lo suficiente. Esta no es una película de Hollywood, es una película británica independiente hecha con lo mejor de nuestro talento. Los únicos estadounidenses en la película fueron Ron Howard y Todd Hallowell, su director de la segunda unidad.
“Una razón por la que la película salió tan bien es la experta ingeniería que tenemos de la que alguien como Ron Dennis se enorgullece tanto. Está en nuestra sangre. Hay gente que es buena en la organización, y después tienes a los que resuelven problemas, gente que puede ser un poco excéntrica o alocada que puede ponerse a mover cosas aquí o allá y sacar una solución digna de Heath Robinson para un problema que debe resolverse al instante porque si no, nos costará 50 mil libras. Ese es un gran talento, y es uno que tenemos”. El presupuesto de 50 millones, cabe notar, es “bastante alto” para una película hecha en Gran Bretaña. “Pero Ron y yo calculamos que si hubiera sido hecha por un estudio estadounidense, habría costado entre 90 y 100 millones. Crecí filmando documentales y creo que el dinero debería ir a la pantalla. Cuando ves 20 ejecutivos volando en jets privados, quemando dinero, es un poco difícil de aceptar”.
A la larga, el mundo de la F1 se dio cuenta que RUSH era una propuesta seria y empezó a aceptarla. “Hubo un gran giro de 180 grados el año pasado”, dice Eaton, “cuando Ron fue a Mónaco con George Lucas, quien es un buen amigo, y recorrió la parrilla, hubo una sensación de la gente diciendo ‘Guau, realmente lo hicieron, suena muy emocionante’. La gente lo aceptaba. Era la primera vez que la gente en la F1 pensaba ‘Oh, esto podría ser bastante divertido’”.
El éxito de taquilla y de crítica de Senna ayudaron a pavimentar el camino, dice: “Curiosamente, una de las cosas más importantes que hizo fue atraer a las mujeres a un deporte que probablemente creían aburrido. Eso es porque Senna era un personaje tan sexy, interesante y empático. Muchas de las mujeres que conocí dijeron, ‘no sabía nada de la F1, pero amé la película’. Cuando probamos RUSH, las mujeres de 35 años para arriba respondían mejor. Y yo pensé que hacíamos una película para un grupo de fanáticos”.