Los rumores están prácticamente confirmados: el siguiente tren motor que estará disponible en el superauto de la marca de Ingolstadt estará conformado por un V6 biturbo de apenas 2.9 litros. Un motor que ha sido desarrollado entre Audi y Porsche, y de hecho ya vio la luz en el Panamera 4S, en el que consigue la nada despreciable cifra de 440 caballos (también lo veremos en la Audi RS Q5). Coincidentemente, esta cifra es casi idéntica a la del anterior V8 atmosférico de 4.2 litros que estaba disponible en el biplaza de Audi, y que se convertirá en el nuevo motor de entrada.
Hay rumores que indican que este nuevo V6 biturbo se ofrecerá en diferentes niveles de potencia, con hasta 500 caballos, lo que puede hacer suponer que incluso el V10 de 540 caballos que existe actualmente pudiera llegar a desaparecer de la gama, dejando sólo el V10 de 610 caballos como tope de gama. Este tema del “downsizing”, más la sobrealimentación en los motores es una tendencia mundial de la que ninguna marca ha podido escapar, motivado en gran parte por las regulaciones anticontaminantes cada vez más estrictas en muchos países, y la enorme carga de impuestos que algunos mercados imponen a los autos de motores grandes, como China.