José Luis ha sido piloto desde el siglo pasado, pero pasó gran parte de sus años mozos corriendo en las series vintage de México, con autos de 400 o más caballos de fuerza,, por lo cual su paso a la Copa Mustang no fue problema, ya había manejado autos con más potencia desde temprana edad.
Posteriormente José Luis corrió fuera de México en la NASCAR West estadounidense con apoyo de la cadena King Taco y de Rayere, peleando entre los 10 primeros en la temporada 2004. Finalmente, se concentró en la serie mexicana de autos stock, aunque sin dejar de participar en las incursiones de la Nationwide (o Busch) a México e incluso intentando calificar en Sears Point en la Copa de NASCAR, algo que ningún mexicano había hecho desde los hermanos Rodríguez.
Con un equipo propio, que manejaba tanto dentro como fuera de la pista, Ramírez poco a poco se fue consolidando en la serie ovalera mexicana y se volvió un contendiente asiduo a la posición de privilegio y a la victoria en las pistas mexicanas, pese a ser piloto, jefe de equipo y dueño. Pero a fines de la campaña 2013, siendo uno de los 10 clasificados al desafío de las cinco fechas finales, tras el accidente de Rubén Rovelo en Aguascalientes, fue reclutado para reemplazarlo en la carrera de Chiapas, y prontamente ganó para la Escudería Telmex.
José Luis terminó el año entre los 10 mejores y para 2014 recibió la oferta de subirse en forma permanente a un auto de la Escudería Telmex, la cual aceptó, poniendo en espera toda la organización del auto marcado con su clásico #08, pues las oportunidades de correr en un equipo campeón no abundan. Pero también, José Luis sabe que los estándares son más altos aquí y ser parte de la escuadra multicampeona implica ser contendiente permanente al triunfo, además de apoyo e intercambio con sus coequiperos.
Tras muchos años de lucha, Ramírez finalmente tiene una oportunidad de ir por el título en un equipo grande y es hora de mostrar que puede tomarla.