Max Mosley se suicidó tras enterarse de que su cáncer linfático era terminal, por lo que pasó a cuidados paliativos.
Medios británicos informaron este martes que la Corte de los Forenses de Westminster, que realiza indagaciones sobre muertes repentinas, convocó a una audiencia en la cual se detallaron las conclusiones sobre el fallecimiento quien ocupó la presidencia de la FIA de 1993 a 2009, fallecido en mayo pasado a los 81 años de edad.
En esta audiencia se reveló que a Mosley se le diagnosticó un linfoma de células B en el otoño de 2019, pero los tratamientos a los que se sometió no fueron efectivos, por lo que se encomendaron cuidados paliativos el año pasado. También se informó que su esperanza de vida «era muy limitada».
La Forense Fiona Wilcox informó que Mosley contactó a su asistente personal la noche del 23 de mayo para informarle sobre su decisión de suicidarse, una de la cual no se le persuadió para cambiar de opinión.
Al día siguiente se halló una nota en la puerta de su dormitorio; se concluyó que su muerte se debió a «heridas significativas, consistentes con una herida de bala».
«También estoy completamente satisfecha de que el Sr. Mosley no hubiera emprendido esta acción de no haber sido por el linfoma terminal angustioso y debilitante», afirmó la Dra. Wilcox.
En sus cuatro periodos al frente de la FIA, Mosley promovió una seguridad vial mayor y el uso de tecnología ecológica, dirigiendo una campaña para fortalecer los estándares de pruebas de choque de la Unión Europea, proponiendo enmiendas que requieren pruebas frontales desplazadas y de impacto lateral con espacio libre de 300 mm.
Otras iniciativas que forjó fueron Fórmula Zero, que identificó sinergias de seguridad entre el automovilismo y la seguridad vial con un enfoque de «tolerancia cero» a las muertes o lesiones, y el Programa Europeo de Evaluación de Vehículos Nuevos (Euro NCAP).
A su vez, tras el accidente de Ayrton Senna en 1994, instituyó reformas de seguridad en el deporte. A finales de 1996, se desempeñó como el primer presidente de la Comisión de Seguridad de F1 y, en 2004, propuso la creación del Instituto FIA para la Seguridad del Deporte Motor con el fin de desarrollar medidas de seguridad y sostenibilidad en todas las áreas, desde las carreras juveniles hasta los campeonatos de nivel alto.
También se le acredita como el individuo que ayudó a que la FIA fuera reconocida por el Comité Olímpico Internacional, en 1997.