Pippa Mann compartió sus planes para la edición 103 de las «500 Millas de Indianápolis», en busca de dejar en el olvido su experiencia amarga del año pasado.
La británica estará con el equipo Clauson-Marshall Racing, el cual surgió en el Club Nacional de Estados Unidos (USAC), corriendo en pistas de tierra, y que se unirá con Ross Motorsports y la asociación estatal Indiana Donor Network.
Uno de sus dueños de la organización es Tim Clauson, padre de Bryan Clauson, participante en la Indy 500 en tres ocasiones, incluyendo en 2016 como coequipero de Mann, semanas antes de fallecer en un accidente en una carrera de midgets. El otro propietario, Richard Marshall, patrocinó a la familia por varios años.
«No creí volver a tener la oportunidad de regresar aquí, de manejar un IndyCar otra vez o estar de pie en esta sala», comentó Mann. «Esto es más que una simple inscripción para un auto, y el viaje ha sido emocional. Llevar el número 39 es un honor que no me tomo a la ligera».
Aunque Mann tiene seis participaciones en la carrera, no calificó en 2018, cuando manejaba para Dale Coyne Racing, lo que pudo significar el final de su trayectoria, ya que requirió de meses para juntar el presupuesto necesario para alistar un programa de trabajo.
Además de buscar su séptima aparición en el evento, llevará el legado de Clauson, quien fue donador de órganos, a través del programa Driven2SaveLives. De calificar, serán 20 ediciones consecutivas con al menos una mujer en la parrilla de salida.
«Fusionar nuestros programas de (pistas de) tierra con el programa de Indy 500 es importante para nuestro futuro, y somos afortunados de tener a Pippa Mann tras el volante», indicó Clauson. «Después de verla manejar las circunstancias del año pasado con tal gracia, nos aseguramos de que si podíamos ayudarla a regresar al Speedway, lo haríamos».