POR: Fernando Tornello
A propósito de lo ocurrido en el GP de Canadá en el que Ferrari perdió la oportunidad de obtener una victoria debido a un error estratégico, me propuse recordar cuántos campeonatos regalaron los principales equipos por tomar malas decisiones, o no tomarlas.
Lo primero que me impactó fue lo sucedido en 1981. Reutemann, con Williams, y Piquet, con Brabham, se disputaban el título punto por punto y el mundial terminó 50 a 49 a favor del brasileño. El principal activo que Williams tenía eran las gomas Michelin, que Reutemann había desarrollado y que le sentaban de maravilla a los autos del ahora viejo Frank. Brabham corría con Goodyear.
Hasta el GP de Inglaterra, Reutemann acumuló 43 puntos contra 26 de Piquet. En ese momento, entre Frank Williams y Bernie Ecclestone, dueño de Brabham, concretaron, mediante una suma económica para Frank, el intercambio de llantas. El resultado fue que en el resto del año Piquet sumó 24 puntos y Reutemann sólo 6, el brasileño campeón y Williams con plata y sin título.
Más adelante, otra vez Williams en 1986 y sus pilotos, Piquet y Mansell luchaban por la corona contra Alain Prost, de McLaren. Pelearon tanto entre ellos que arribaron al último GP, en Australia, en los dos primeros puestos.
¿Resultado? Mansell y Piquet luchaban por el triunfo, el inglés se quedaba con el título, hasta que estalló una llanta trasera de su auto, Prost logró ganar la carrera y, con ello, el campeonato por dos puntos sobre Nelson. Otro final amargo
para Williams.
En 2007 McLaren lo vivió en carne propia. Tenía una dupla temible que no parecía tanto ya que Lewis Hamilton debutaba en F1 y no se conocía aún su verdadero potencial; y había contratado al bicampeón Fernando Alonso, quien venía de ganar sus títulos con Renault.
El arranque fue tremendo. Alonso marcaba el rumbo y Hamilton sumaba y hacía podios como veterano. Hubo discusiones y peleas, también mucha presión de la prensa inglesa, hasta que en Hungría McLaren decidió apoyar decididamente a Lewis. Parecía que el moreno tenía el título en el bolsillo cuando arribó con 17 puntos de ventaja sobre el tercero, Raikkonen, a las dos carreras finales.
Y llegó el increíble derrumbe. En China, el equipo tardó demasiado en ordenar a Hamilton cambiar gomas cuando el piso se secaba. Lewis perdía hasta 6 segundos por giro y cuando fue a los fosos se despistó en la calle de entrada y abandonó.
Ya en Interlagos, Brasil, Lewis tenía un mal arranque, fue superado por Alonso, perdió mucho terreno por misteriosos inconvenientes en su auto que luego se solucionaron y le dijo adiós al título que quedó en poder de Kimi, a quien Massa dejó ganar. Kimi sumó 110 puntos contra 109 de Hamilton y Alonso. Me quedó muy claro que si McLaren apoyaba un poco más al asturiano habría obtenido la victoria final con relativa comodidad.
Por último, los fantasmas de la derrota invadieron Ferrari en Abu Dabi 2010. Fue un torneo disputado por cinco pilotos hasta el final. Parecía que Alonso lo ganaba, hasta que Ferrari erró feo la estrategia de carrera y el cambio de llantas. El español quedó detrás de un impasable Petrov y Sebastian Vettel se llevó la gloria para Red Bull, consiguiendo piloto y equipo sus primeros títulos.
Resulta difícil de creer, pero los más grandes equipos de F1, aquellos especialistas en ganar campeonatos, también lo son en perderlos, como si fueran novatos que apenas comienzan a escribir su historia.