Vuelve a tomar impulso el segmento de las pick-ups medianas, pues si bien este grupo de nicho ha sido dominado históricamente por las grandes (léase Ram, Cheyenne, Lobo), la renovación completa de Chevrolet Colorado, Toyota Tacoma, y la futura Honda Ridgeline, amplían los horizontes de los compradores en este segmento. Vale la pena aclarar que son medianas sólo en el nombre, pues sus dimensiones generosas las acercan mucho al segmento inmediato superior. La Tacoma mide más de cinco metros de largo y dos de ancho, es estorbosa en ciudad, y su motor, aunque renovado, sigue sediento.

Sus mayores bondades residen en su capacidad de trabajo, como el arrastre de un remolque, o la facilidad para superar terrenos que sería imposible sortear en un auto.

También destaca su resistencia al abuso y su confiabilidad mecánica, pero hasta ahí. Esta generación nueva de Tacoma se presenta con una imagen de mayor robustez, con formas más cuadradas tanto al exterior como al interior. Los materiales se notan de calidad, aunque no son tan refinados al tacto, quizá por una orientación de mayor resistencia al maltrato o al trabajo pesado. El equipamiento es completo y los aditamentos de comodidad son casi los mismos de Camry. Pero en espacio interior sufre mucho, un defecto que arrastra hace años. Los pasajeros delanteros pueden encontrar suficiente espacio para las piernas, pero los de la segunda fila van muy comprometidos; dos adultos de 1.80 m o más, sencillamente no caben.

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Mecánicamente hay más novedades. El anterior V6 de 4.0 litros es reemplazado por un 3.5 más eficiente y potente, y se acopla ahora a una caja de seis velocidades. Ofrece 278 caballos y 265 libras/pie de torque, números más que suficientes para moverla con soltura tanto en carretera como en ciudad. Desde luego no es un deportivo, pero para tratarse de una pick-up de peso grande, sus reacciones resultan muy competentes. La suspensión absorbe bien todas las irregularidades del pavimento, ayudándose en un chasis hibrido entre un monocasco tipo auto, y un bastidor de largueros (escalera) usual en las camionetas. Esta arquitectura gana puntos en calidad de marcha, pero pierde en capacidad de carga, pues permite demasiada flexión de la carrocería en terrenos más demandantes.

La Tacoma nueva es mejor en algunos aspectos, aunque mejorable en otros tantos. Quizá lo más escandaloso sea su precio, pues por los casi 550 mil pesos que cuesta la versión tope, alcanza y sobra para una pick-up de tamaño completo, con más de todo: espacio, capacidad de carga, equipamiento, potencia, etc.

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VÍCTOR ORTIZ