Fotografías Olgun Kordal

El Tesla S es el único auto eléctrico con rango para llegar de Londres a París en una sola carga… en teoría. Steve Cropley lo intenta

¿Quieres saber en una sola frase porqué los autos eléctricos prevalecerán en Europa, especialmente las creaciones de nueva generación como el Tesla S que recién manejamos hasta París? Es porque gastamos mil millones al día en petróleo. Somos tan dependientes del oro negro que los gobiernos y los expertos dudan de que seamos capaces de producir suficiente entre el mediano y el largo plazo, o que podamos lidiar con sus efectos atmosféricos.

Esas declaraciones generan discusiones. Los opositores aseguran que hoy la energía eléctrica fluye principalmente de generadores de poder alimentados por combustibles fósiles con sus propias demandas de combustible y emisiones. E incluso los escépticos aceptan que el cambio a energía limpia está tomando ritmo, y los autos eléctricos –híbridos
de enchufe y aumentadores de rango así como modelos sólo de batería– están ganando capacidad porque los grandes fabricantes automotrices se apuran a desarrollar modelos competitivos.

Tesla no es un gigante automotor. Es la creación de un equipo liderado por el millonario de PayPal, con sede en EUA, Elon Musk, que se dispuso hace una década a crear una compañía independiente de “autos limpios” y mostró consistentemente tener los recursos para que funcionara. No solo eso, sino que como jefe de producto, Musk ha demostrado que entiende los secretos de lo deseable en un auto: un concepto práctico, gran estilizado, instrumentación intrigante, desempeño, calidad, facilidad de adquisición y equipamiento decente. No es raro, entonces, que el modelo S, que inició producción hace un año esté superando en ventas al Nissan Leaf y al Chevrolet Volt.

El primer Tesla S en Gran Bretaña fue importado recientemente por David Martell, cuya compañía Chargemaster PLC, diseña, adecua y mantiene puntos de carga aquí y en la Europa cercana. Un verdadero entusiasta de los autos eléctricos, Martell construyó y vendió varios cientos de conversiones eléctricas del modelo Citroën C1 ‘Ev’ie’ en 2009 y fue también el primer propietario británico del Volt. A él no
 le importa si sus puntos de recarga se usen para híbridos, aumentadores de rango o autos sólo de batería –todos necesitan recarga– pero cuando
 llamó recientemente para ofrecernos manejar hasta París en su nuevo
 auto, fue claramente para demostrar
la sorprendente capacidad de un
 auto de batería de nueva generación. Le mordimos el brazo, el Tesla S no estará aquí hasta la segunda mitad del año, y el precio es incierto. 
La importación con volante del lado izquierdo de Martell costó justo debajo de 90 mil dólares sin opciones. Esperen que la cifra en dólares sea la misma en libras y no se decepcionarán.

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Una impresionante pantalla táctil de 17 pulgadas controla casi todas las funciones

Al crecer los autos eléctricos en importancia, también crece la “ansiedad
 del rango”, esa emoción desestabilizadora que sienten los conductores de los vehículos eléctricos ante la posibilidad de quedarse sin “jugo”. El remedio de Tesla con el Modelo S es típicamente práctico: ofrecer tres niveles distintos de baterías de iones de litio con rango generoso y un desempeño impresionante. La configuración básica de 60kWh ofrece un rango
 de 370 km a 193 kph y un tiempo de 5.9s de 0 a 100
kph. Por encima de eso hay dos opciones 80kWh, ambas con un rango de 482 km (las autoridades estadounidenses aseguran que está más cerca de 418 km). Uno es una opción Performance que dispara la velocidad tope hasta 209
kph y reduce el tiempo de 0 a 100kph a 4.2s; el de Martell es uno de esos.

Nuestro plan era salir del Hotel Ashford, muy cerca de
la M20 en Kent, donde Martell instaló un punto de recarga, e 
ir directamente a París a través del túnel, y llegar a una amigable distribuidora de Nissan justo dentro del Périphérique a las 5:30pm. Conduciendo a una velocidad planeada de entre 104 y 120 kph parecía dejar mucho tiempo para detenernos, tomar fotografías y comer, y así ocurrió. Salimos de Ashford con tersura y en silencio.

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El Tesla S es uno de
 esos autos imponentes que acaparan todas las miradas.
 Lo notas de inmediato. Es grande, tan largo como un Mercedes-Benz CLS, justo
 por debajo de cinco metros, y 5cm más ancho que la mayoría de los europeos en su clase. Luce atléticamente bajo y ligeramente incongruente, con la parrilla redondeada 
que recuerda al viejo Jensen- pero debemos recordar que 
los eléctricos requieren un enfriamiento distinto a los autos de combustión interna. La batería del Modelo S está justo debajo del suelo y su motor, con caja de cambios reducida, se asienta entre las ruedas traseras. La versión de máxima potencia entrega 416 caballos con 443 lb/pie de torque desde cero.

Las impresiones inundan tus sentidos. Uno es el
paseo fino y las llantas y la suspensión silenciosas. No hace mucho en los autos eléctricos, los ingenieros gastaban su tiempo en fuentes de poder, y las suspensiones y los frenos sufrían en consecuencia. Pero este auto tiene doble brazo al frente
 y sistema multienlace atrás, todo variable en altura (por medio de amortiguadores 
de aire, según la velocidad) para mantener el arrastre bajo a alta velocidad. El auto es
tan silencioso y suave como cualquier sedán europeo grande (un Infiniti es buena comparación) y se maneja igual de bien. En cuanto a sonido del motor, les ofrezco esto del folleto: “A diferencia del motor de combustión interna con cientos de piezas que chispean, bombean, eructan y crujen, el motor del Tesla solo tiene una pieza que se mueve: el rotor”.

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Sin incidentes, los viajes
a París son fáciles. Martell ya probó previamente el rango en mundo real del Tesla S en alrededor de 386 km y solo teníamos que recorrer 322,
si no había contratiempos. Salimos de Ashford a las 8:10 AM, estábamos en el túnel a las 9:30 y fuera a las 11, hora francesa. Conduciendo a 112 kph, fácilmente mantuvimos el rango prometido muy por delante de la distancia restante, y llegamos a París cerca de
las 4 PM con unos hermosos 56 km restantes luego de un recorrido exacto de 322 km. Había resto para una fotografía vespertina, y luego dejamos el auto cargando en la noche.

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El Tesla S impone su presencia para acaparar las miradas, incluso aquí

Al día siguiente, salimos
a las 8 AM, estábamos en
el túnel antes de la hora de comer y al comienzo de la tarde estábamos en los últimos 20 minutos rumbo a Ashford. El paseo no estuvo tan terso esta vez, íbamos a 128 kph con viento de frente y drenamos nuestra reserva de energía, pues llegamos con solo 13 km restantes. Cómodo pero difícilmente generoso.

¿Conclusiones? El Tesla
 es mucho más práctico que los rivales más baratos de batería porque fácilmente dobla su rango. Seguro, empacar esa gran batería cuesta dinero y peso (el Modelo S pesa 2.7 toneladas, aunque no se sienten), pero al final es un auto capaz de un día decente de manejo.

El Modelo S también muestra hacia dónde se dirigen otros. El último Leaf tiene 10% más rango y sólo mejorará. Mejores baterías, recarga más fácil, rangos mayores, todos son reales. Quizás algún día esa cifra de mil millones diarios empiece a bajar. Quizás, al menos, no se elevará.

¿Llegaron los autos eléctricos para quedarse?

Está de moda calificar las ventas de autos eléctricos como 
un fracaso, pero el jefe de Chargemaster, David Martell (der.), difiere. Hay mucho ímpetu detrás, lo reconoce, y demasiado dinero. El estímulo de 7,500 dólares a los compradores de autos eléctricos, actualmente en vigor hasta 2015, parece que durará más. En los próximos dos años, 55.3 millones de dólares de dinero gubernamental irá a las autoridades locales para instalar puntos de recarga en GB.
 Hasta ahora, hay 7 mil en GB (4,800 instalados por la compañía de Martell) pero los nuevos recursos elevarán esto hasta 20 mil para 2015, e incluso esto parece poco para la impresionante meta que tiene la UE de 122 mil puntos en 2020.
“Esto debería significar que la mayor parte de los estacionamientos públicos y hoteles deberían tener al menos un par de puntos”, dice Martell. “Tener un auto eléctrico se volvería mucho más fácil”.

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