Primer año del United Sportscar Championship, unificación de las series Grand Am y American Le Mans. Año exitoso, especialmente hacia el final cuando se fueron limando las imperfecciones sobre la ecualización de las reglas para empatar a los prototipos Daytona (DP) con los LMP2 y el Ala Delta en la clase principal. Aunque no hubo muchos LMP2 –los HPD de Extreme Speed y el Morgan de OAK Racing– la batalla fue interesante contra los DPs que formaban la mayoría de la parrilla, con predominio especial de los Corvette DP que pusieron el mejor paquete en pista.

No en balde los DPs ganaron 9 de 11 fechas, tres de ellas para los campeones, Joao Barbosa y Christian Fittipaldi, del Action Express Racing (en Daytona con Sebastien Bourdais) y a su cuenta de ocho podios en el año para coronarse con arrancar en la Petit Le Mans, cierre de campaña en Road Atlanta, donde ganaron
sus principales rivales, y subcampeones, con otro Corvette, los hermanos Ricly y Jordan Taylor, en la que fue su segunda victoria tras Detroit, corriendo para su papá, Wayne. Otro Corvette ganador fue el de Valiante y Westbrook (Spirit of Daytona) en Watkins Glen. El rival fue la combinación del Riley-Ford de los multicampeones Memo Rojas y Scott Pruett, quienes se impusieron tres veces –Sebring, Long Beach y Austin– pero nunca fueron tan veloces como los Corvette. Las otras dos victorias fueron para el Morgan de Yacamán y Plá en Mosport, y para el Honda LMP2 de Brown y Van Overbeek en Laguna Seca. Seis equipos distintos, pero la falta de autos sigue siendo el talón de Aquiles de la categoría. Un año grande para ser el primero.

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