Hace un año todos los mexicanos hacíamos quinielas acerca de cuánto tiempo tardaría Sergio Pérez en ganar su primera carrera con McLaren, basados en el hecho que la escuadra inglesa había tenido siete triunfos en la temporada 2012 y había sido la que mayor oposición había dado a Red Bull en la batalla por el título.

Ahora, con la temporada completa, Sergio va de salida de McLaren tras una campaña que nunca alcanzó las grandes expectativas, en gran medida por el MP4-28, el peor auto emanado de Woking, pues el siguiente peor, el McLaren M29 (y M29F) de 1979 – 1981 todavía fue hecho en la sede original de Colnbrook y corrió una campaña completa y dos parciales. Ninguno de los dos logró un podio, pero no hay comparación entre el equipo de entonces y el de ahora.

La salida de Sergio fue misteriosa, aparentemente el equipo nunca encontró interés de los patrocinadores mexicanos en apoyar más a Sergio, pero cuando algunos intentaron hacerlo encontraron muchas trabas por los patrocinadores vigentes de McLaren, incluso cuando no se trataba de cuestiones de telefonía. Sergio nunca habló mal del auto, a pesar de preguntas insistentes al respecto y de la evidente pereza del auto en materia aerodinámica. Pero sus resultados nunca fueron espectaculares, simplemente a la par de Jenson Button, un volante con un campeonato mundial y 190 grandes premios más que el mexicano, así que estar a la par no es desdoro. De hecho Sergio terminó ganando 10-9 en calificación sobre Jenson, pese a que en una carrera lo mandaron con llantas lisas cuando la pista estaba mojada y en otra lo sacaron tarde y no pudo dar una vuelta competitiva, por lo que el marcador debió ser 11-8 o hasta 12-7 para Sergio.

En carrera la experiencia pagó y Jenson terminó con 73 puntos contra 49 del tapatío, pero Jenson virtualmente no ameritó un titular en el año, ni tuvo momentos memorables, mientras que Sergio rebasó en Mónaco hasta ponerse quinto y chocó con Kimi peleando el cuarto, y tuvo varias demostraciones de calidad que dejaron huella. Pero destacó más en 2012 y nunca arrasó con Jenson, que parecía ser lo que buscaba McLaren. Por ello el fin de semana antes de la carrera de Austin, Sergio fue notificado por teléfono –cuando estaba en México– que su contrato no sería renovado, pese a que lo había entregado firmado unos días antes. McLaren argumentaría que tenían un diamante en bruto en Kevin Magnussen –danés hijo del ex F1, Jan– el campeón de la Fórmula Renault 3.5 y gran piloto en el simulador, al que subirían en 2014.

Además de la forma –que como decía Reyes Heroles, es el fondo– el momento fue completamente inadecuado pues los asientos grandes ya estaban repartidos, con excepción de uno en Lotus, y el anuncio se hizo con los aficionados mexicanos listos para viajar a apoyarlo al GP texano. Eso dejó a Sergio, quien se había deshecho de su representante Adrián Fernández a media temporada por una aparente divergencia de intereses, sin asiento, sin agente y sin saber a qué atenerse. Pero para el GP de Brasil ya tenía negociando en su nombre a la compañía GP Sports Management, de Julian Jakobi, quien fuera agente de Ayrton Senna, Alain Prost y otros y actualmente maneja a Dario Franchitti, Allan McNish, Lucas de Grassi y algunos más. Eso es parte de la solución a su situación pues virtualmente no hay piloto moderno que maneje sus propios asuntos y confiar en la familia que te tiene cariño, pero no es profesional, nunca ha sido bueno como muestra con claridad el caso de Anthony –papá de Lewis– Hamilton. El caso es que al ir a prensa, a inicio de diciembre, Sergio negocia con Force India para acompañar a Nico Hulkenberg. Para Sergio sería su tercer equipo en cuatro años y una oportunidad de rehacer su carrera batiendo al reputado alemán.

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