Pequeña e independiente (rechazó al dominante Enzo Ferrari a favor de Maserati), Maria Teresa de Filippis disputó todas las carreras duras de autos sport en Italia y logró varios triunfos en clase antes de convertirse en la primera mujer en arrancar una carrera de gran premio en campeonato mundial.

Esto ocurrió en Spa el 15 de junio de 1958. Calificó última en su Maserati 250F privado –con un pasado fluctuante- y terminó décima, dos vueltas detrás del victorioso Tony Brooks, lo cual hoy equivaldría a puntos.

Nacida en una familia adinerada en Nápoles el 11 de noviembre de 1926, de Filippis fue tentada a cambiar caballos de cuatro patas por caballos de potencia a finales de los 40 por sus tres hermanos, y fue apoyada por su padre aristócrata e industrial una vez que ella ganó su apuesta. Actuaciones impresionantes en autos sport cada vez más potentes captaron la atención del piloto Luigi Musso, quien la convenció de graduarse a los Maserati de dos litros en 1955.

El año siguiente terminó segunda en la carrera de soporte del GP de Nápoles, a pesar de arrancar desde atrás al perderse la práctica. Su auto de F1 de 1958 fue poco competitivo en comparación y demandó una fuerza física que batalló para entregar. Luego de terminar quinta en el GP de Siracusa, no puntuable, no pudo calificar en Mónaco aunque entre los nueve más lentos que ella estuvo un tal Bernie Ecclestone.

Sin embargo, no careció de bravura. Juan Fangio temió por su seguridad y le sugirió cautela. Durante la práctica para el GP portugués en Oporto, impactó su 250F en un poste de luz, y se subió a un auto prestado para la carrera. Su cuarto y último gran premio, en Monza, resultó en un retiro al final por fallas en el motor.

Musso había muerto en Reims en julio y De Filippis fue cobijada por Jean Behra. El plan para 1959 era que ella manejara el monoplaza de F2 basado en Porsche que había comisionado el francés. Hizo su debut en Mónaco, donde de nuevo Ma. Teresa no pudo calificar a pesar de que fue más rápida que el piloto reserva, Edgar Barth.

Su siguiente salida sería en Avus en agosto, pero Behra, corrido por Ferrari, tomó el volante en lugar de ella y se mató al salirse en el peralte.

Fue suficiente de tragedias para una mujer que también había contado a Peter Collins y ‘Fon’ de Portago como sus amigos. Llegaron el matrimonio y los hijos, y nunca volvió a correr. Regresó al deporte en 1984 como secretaria general del Club Internacional de Pilotos Antiguos de Gran Premio. Elegida vice presidenta en 1997, se convirtió en presidenta honoraria en 2011.