…el auto más hermoso jamás creado en la F1

Cuando es necesario diseñar un F1 con un grupo de trabajo muy pequeño y acceso limitado al túnel de viento, más vale que tus soluciones sean tan simples y efectivas como sea posible.

El joven Gary Anderson era un mecánico bajo el mando de Gordon Murray en Brabham durante su apogeo inventivo de los años 70s, pero anhelaba construir sus propios autos. Comenzó los fines de semana y después de tiempo completo con su socio Bob Simpson, ex mecánico de Tyrrell, diseñando con éxito moderado los Anson de F3. Competir con poco presupuesto no era lo suyo, así que fue EUA a trabajar en la IndyCar como ingeniero de carrera de Roberto Moreno (compitiendo contra Adrian Newey, su similar con Bobby Rahal, entre otros) y al final se aseguró un trabajo de diseño con Reynard, el chasisero basado en Brackley.

El 191, tenía que ser veloz de inicio, fácil de entender, y rápido y fácil de ajustar. Eso fue lo que definió su forma elegante y su suspensión limpia

No mucho después de que Jean Alesi ganara el título de F3000 de 1989 en un Reynard-Mugen de Eddie Jordan Racing diseñado por Anderson, Gary recibió la primera de muchas llamadas de Jordan, quien decía contar con suficiente presupuesto de su patrocinador, Camel, para construir y correr un F1. A la larga, Anderson sucumbió al encanto de Jordan y aceptó el trabajo.

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El proyecto Jordan F1 comenzó en febrero de 1990. Anderson y su equipo –Andrew Green y Mark Smith– tenían que escalar una montaña. Contaban con poco presupuesto para la prueba del túnel de viento y dado que en esos días había demasiados autos para la parrilla de la F1, cualquier equipo nuevo debía precalificar –una sesión feroz el viernes en la mañana en la que sólo calificaban los cuatro autos más rápidos de los equipos con menor puntaje– por lo que el 191 tenía la forma más convenientemente expedita. Con un tiempo de pista escaso, tenía que ser veloz de inicio, fácil de entender, y rápido y fácil de ajustar. Eso fue lo que definió su forma elegante y su suspensión limpia.

Jordan tuvo una introducción difícil a la 
F1. Habían logrado asegurar el suministro
 de motores Ford para cliente en lugar del JuddV10 anticipado –lo cual forzó a Anderson a rediseñar la cubierta del motor con 
una ligera protuberancia– sólo para Ford 
se pirateara a Camel para su equipo oficial, Benetton. No importó: el auto lucía mucho mejor en el verde de 7 Up, acuerdo que Jordan logró del último minuto.

Para media temporada, el 191 había logrado precalificar y esculpía su lugar en la historia: Michael Schumacher debutó con él en
 Spa, mientras que en la misma carrera, el frecuentemente errático, Andrea de Cesaris, persiguió heroicamente al líder Ayrton Senna hasta que su motor explotó. La conveniencia dio forma a un auto que no sólo era hermoso, sino también rápido.