NUESTRO EQUIPO NOS CUENTA UN POCO DE LA LEYENDA DEL MANTUANO VOLADOR, QUIZÁS EL PILOTO MÁS GRANDE DE LA HISTORIA, CIERTAMENTE EL MEJOR DEL PERÍODO PRE-F1.

Tazio nació el 16 de noviembre de 1892, y temprano le gustó la velocidad ya que desde niño admiró a su padre, un destacado ciclista, y a su tío, varias veces campeón italiano. Para 1915 obtuvo su licencia de moto de competición y en la Guerra se alistó como conductor de ambulancias, autos de correo y transportando a sus superiores. Un oficial le dijo: “Olvídate de conducir, tú no sirves para esto”.

El 20 de junio de 1920 debutó en Cremona con una Della Ferrari. Un mes más tarde debutó, pero en autos, y tuvo éxito con un Ansaldo Tipo 4, con el que ganó la Copa Veronesa de Regularidad. Para 1922 se trasladó de su Castel d’Ario natal a Mantua, intercalando carreras de motos y autos. Conoció a Enzo Ferrari, en el segundo Circuito del Savio y casi lo batió pese a conducir un auto de la mitad de cilindrada que el del entonces piloto oficial de Alfa Romeo, y repitió el hecho semanas después en el circuito del Polesine.

En 1925 alcanzó la cumbre como motociclista y fue campeón europeo. En septiembre probó en Monza un Alfa P2, sus tiempos bajaban en cada vuelta y cuando estaba por romper el récord de Antonio Ascari, fallecido poco antes, se despistó y fue a dar al hospital, pero a los 12 días, con el brazo entablillado ganó el GP de las Naciones con un Bianchi 350.

En 1926 tuvo tres accidentes, el más fuerte en Solitude, afuera de Stuttgart, al salirse de la carretera; como tenía carrera en puerta, hizo que lo entablillaran en la posición de manejo de la moto y así ganó también. Ya era “Il Campionissimo” y creó su propio equipo con cuatro Bugatti y ganó el GP de Trípoli.

Para 1930 llegó a Alfa Romeo y respondió con el triunfo en la cuarta Mille Miglia en un C6 1750, logrando ser el primero en ganar a más de 100 kph de promedio. Su gran rival fue Achille Varzi de quien ya no era amigo, pues tras alcanzarlo cerca de la meta, mientras amanecía, apagó las luces para que su rival no lo viera y lo siguió durante kilómetros hasta vencer. Pronto dejó las motos y empezó a ganar en todos lados en autos, coronándose campeón europeo en 1932. Fue recibido por Benito Mussolini, y el poeta Gabriele D´Annunzio le regaló una tortuguita dorada con la inscripción: “Para el hombre más rápido de la Tierra, el animal más lento”. La luciría en adelante como amuleto en su camisola amarillo usual. Y con ella en 1933 ganó las 24 Horas de Le Mans y la Mille Miglia, un doblete nunca igualado.

Deja la Scuderia Ferrari, equipo oficial de Alfa, y sigue ganando, aunque vuelve en 1935. Con un Alfa Romeo P3 logra el 28 de julio el triunfo más importante de su vida al imponerse en el Nürburgring a cinco Mercedes Benz W25 y cuatro Auto Unión Tipo B, la famosa “victoria imposible”. Sería la única derrota importante de los germanos entre 1935 y 1939 y Auto Union lo contrataría posteriormente.

Era conocido por su resistencia al dolor físico, pero no se salvó del sufrimiento extremo cuando murió su hijo Giorgio de 18 años. Luego la II Guerra Mundial lo interrumpiría y al final de la misma, en 1946, murió su segundo hijo, también a los 18. Y lidera la Mille Miglia en un auto de poca cilindrada, sin asiento y con la dirección rota de un lado y sólo abandona cuando ésta deja de funcionar; lo sacan entumido del auto a pocos kilómetros de la meta.

Su última carrera fue en la Subida de Palermo-Montepellegrino llegando quinto y ganando su categoría, el 10 de abril de 1950. Con la salud deteriorada falleció el 11 de agosto de 1953… en su cama.