POR FERNANDO TORNELLO • @F1Tornello

Ya hablamos en diciembre del dominio abrumador de Mercedes y sus pilotos Hamilton y Rosberg. Del resto, lo mejor fue Ricciardo, quien se sobrepuso a un auto con motor poco potente y se erigió en el gran desafiante; manejó impecablemente sus rebases, con garra y ganas de mostrarle al mundo que se adaptó al nuevo sistema mejor que su compañero tetracampeón. Lo logró con amplitud.

Me gustaron también Valtteri Bottas, los dos pilotos de Force India, Hulkenberg y ‘Checo’ Pérez, los parciales de Kvyat y Vergne en Toro Rosso y, como siempre, el enorme manejo de Fernando Alonso, con uno de los peores Ferrari de los últimos años. Se las arregló para dejar más pálido aún a Kimi Raikkonen, quien nunca se pudo acercar al rendimiento de su compañero. A pesar de todo, quedó claro que las carreras son de autos.

Entre las decepciones, ya mencioné a Ferrari, a Kimi, creo que Felipe Massa podría haberlo hecho mejor con este buen Williams y Sebastian Vettel no encontró hasta muy tarde su ritmo. Lotus y Sauber presentaron autos muy discretos, que no dejaron lucirse a sus pilotos, mientras McLaren navegó en la intrascendencia, con muy pocos parciales buenos. El equipo de Ron Dennis no pudo justificar la salida de ‘Checo’ Pérez, Magnussen se quedó en promesas.

Otra falencia de la categoría se vio en los inconvenientes económicos que dejaron fuera de varias carreras a Marussia y Caterham, lo que requiere una revisión del reparto de dinero, tema que deberán solucionar entre Bernie Ecclestone y los equipos.

Sin embargo, lo peor de la temporada fue el accidente de Jules Bianchi en Suzuka, que dejó al descubierto graves falencias al momento de rescatar el auto de Sutil, con una grúa sin protección para quienes corrían en la pista. Todas mis fuerzas para Jules, que se recupere pronto.

Terminó 2014, no me quedará en la memoria como uno de los grandes años de Fórmula Uno, y no creo que figure entre los 30 mejores en mi valoración personal. La categoría está en deuda con el público.