Uno de los segmentos más incomprendidos por el grueso de los compradores de autos en nuestro país es el de los hatchback o tres (o cinco) puertas. Sin embargo, con los verdaderos amantes de los autos y la conducción pasa justo lo contrario: difícilmente elegirían un sedán antes que un HB. Y ni qué decir de los que tienen intenciones velocistas, como el Focus RS, que al igual que modelos como el A45 AMG o el futuro Golf R, se separan de los modelos generalistas y crean su nicho propio, conocido como hot hatches. Sus formas anticipan sus cualidades dinámicas y, aunque no se pida en el azul Nitro tan llamativo, bastará con poner un poco de atención a las formas del RS para entender que no es un Focus normal que ha sido “tuneado por ahí”.

Para empezar, el motor: monta un EcoBoost 2.3 litros, muy similar al del Mustang básico, pero con algunos cambios en sus componentes internos, como la cabeza, que es distinta para soportar el extra de potencia. Y hablando de potencia, este motor entrega 350 caballos, que sobran para ir de 0 a 100 kph en menos de cinco segundos, según la ficha técnica. La realidad es que tarda un poco más porque no le ayuda la caja de cambios manual, que resulta más lenta que las robotizadas de sus rivales.

Pero lo mejor ocurre cuando llega la exigencia y nos encontramos con una carretera de montaña o una pista. La suspensión ha sido modificada profundamente en ambos subchasises para volverlo más efectivo al curvear y para dar paso a flecha y diferencial traseros. La dirección no es tan corta ni rápida, pero apunta bien y es obediente, además de que la carrocería no inclina tanto, aun en curvas muy exigente. Aquí hay que aplaudir al sistema de tracción integral, que es capaz de enviar hasta 70% de la potencia a las ruedas traseras, lo que ayuda en dos cosas: primero, el paso por curva puede ser muy rápido y a la salida de ésta se siente por momentos que vamos en un coche de tracción trasera. Y en segundo lugar, permite aprovechar el modo Derrape en el selector de conducción, que permite hacer ciertos tipos de patinaje controlado, en ocasiones lateral y en otras claramente sobrevirante.

El interior no tiene quejas: hay buenos materiales, ensambles y un equipamiento completo, tanto en comodidad como en seguridad. Un hot hatch de buenas maneras, que resulta divertido y a la vez funcional como pocos.


VÍCTOR ORTIZ