Si tienes cierta edad e inclinación, es fácil ponerse nostálgico sobre el decaimiento en la popularidad del STI. Hubo otros autos turbocargados con tracción total e importados de Japón que marcaron el ritmo a mediados de los 90s – algunos más talentosos– pero el Impreza en cierta forma representaba el glamour rudo trasladado desde la arena, tierra y nieve del WRC. Quizás fue el involucramiento de Colin McRae o porque Prodrive entregó tantos modelos memorables. O quizás porque era comparativamente barato.

Ciertamente, Subaru presume ese atributo en la versión más reciente. Su predecesor fue blindado virtualmente en las ventas debido a la fortaleza del yen. Hoy, con el tipo de cambio más parejo, el nuevo STI (solo en versión sedán) empieza 48,800 dólares, o 6,700 dólares menos dice la marca. Sigue sin ser barato, especialmente al no tener mayor potencia en el
 ya familiar motor de 2.5 litros 
y 296 caballos, pero Subaru presume otras mejoras.

El espacio trasero no será la razón para comprar el STI, pero aún así es aceptable
El espacio trasero no será la razón para comprar el STI, pero aún así es aceptable

Notable entre ellas, considerando la colección de trompas abigarradas que tienen los antecesores del WRX, es su nuevo aspecto. Los pilares A se mueven hacia adelante 200 mm para resolver el punto ciego del modelo previo, y su nariz nueva –parte Impreza antiguo, parte Mitsubishi Lancer Evo IX– es 
la que llama la atención. Eso y su prominente alerón trasero, estándar en muchos mercados.

Aunque no se ve, la carrocería también presenta una de las características más pertinentes del nuevo modelo. Un mucho mayor porcentaje de acero ultra flexible marca una mejoría de 40% en la rigidez de torsión, complementado 
en el caso del STI por una suspensión que ha sido despiadadamente reconstruida para mejorar su rigidez. A este chasis más sencillo (aunque no más liviano) los ingenieros le acoplaron una dirección rápida, y esta es la combinación que define al auto 2014 como “nuevo”. La intención era reducir el tiempo entre el viraje y el momento en que el auto realmente empieza a curvear. Y eso se logró plenamente utilizando un sistema hidráulico para crear una nueva sensación de respuesta en la dirección. La configuración no es perfecta –hay límites en su interacción y linealidad, y su delicadeza no siempre va en consonancia con el estilo de manejo combativo del tren motriz del STI– pero su fineza entre curvas rápidas y fluidas es notable.

El diseño de la cabina y la percepción de calidad, siguen siendo igules, pese al uso de materiales nuevos y un volante diferente
El diseño de la cabina y la percepción de calidad, siguen siendo igules, pese al uso de materiales nuevos y un volante diferente

El auto previo se habría quejado por el esfuerzo de responder a una dirección tan rápida, pero con mejores presiones de amortiguación en las cuatro ruedas y una rigidez de rolido mejorada, está mejor equipado para lidiar con la respuesta de la dirección. El control de la carrocería no es ejemplar, pero se asienta muy rápido, y
te liga al balance del sistema de tracción total simétrico.

En un intento por hacer ver más rápido al STI sin mucho gasto adicional, Subaru reprogramó el control electrónico para volver más sensible el pedal del acelerador, decisión que difícilmente ayuda a aliviar la tendencia subvirante del auto. Sin embargo, el diferencial central de deslizamiento limitado, sigue permitiendo manejar de forma tersa en este estado si así lo deseas, y eso le
 da a la cola del STI una interactividad que ninguno de sus competidores 
puede igualar. Con espacio en la huella e impulso suficientemente grande, los derrapes en cuatro ruedas siguen siendo parte de la fiesta.

Subaru ha hecho el acelerador más sensible para incrementar la percepción de aceleración; el alerón trasero grande será equipo estándar
Subaru ha hecho el acelerador más sensible para incrementar la percepción de aceleración; el alerón trasero grande será equipo estándar

Lo que aún no está ahí son las formas impecables exhibidas en toda la oposición a este nivel. Subaru pudo haber suavizado algunos de los saltos en la caja de cambios manual de seis velocidades, pero el paseo es determinadamente firme, 
suaves al tacto en el tablero no han logrado hacer a este auto menos gruñón para correrlo modestamente. O de forma económica, dada la cifra de 11.6 kpl combinada y lograda en las mejores condiciones posibles y 242 g/km de CO2 que sigue emanando por el escape.

Todo eso provoca que cierta cantidad de sentimentalismo se haya convertido en un requisito en la experiencia de compra del STI. La forma mecánica con que Subaru resuelve las cosas –la dirección hidráulica, la tracción total permanente, la caja manual, el paseo pasivo poco pulido, e incluso el motor cada vez más trabajado– sólo tiene sentido en 2014 si, tú también, te deleitas en su aspereza anacrónica.
 Si lo haces, el STI más reciente puede
ser lo único que quede a la venta para acomodarte. Si no lo disfrutas, bueno, esta todo lo demás. NC