Es difícil recordar un Sebastian Loeb más entusiasta. Cuando después de 78 victorias en rallies de categoría mundial y nueve títulos del Mundial de Rallismo (WRC), sigues con dos años y seis triunfos en el Mundial de Autos Turismo, ese fuego dentro de él podría necesitar un combustible distinto. Sin embargo el fuego de Loeb está tan brillante como siempre, hoy que es participante de tiempo completo del Mundial de Rallycross (WRX) con Peugeot. Ama y aprende de cada minuto de su vida nueva, aunque ahora corre en lugares como Lydden Hill en Kent, Gran Bretaña, o Hell, en Noruega.

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“¿Kent?”, reconoce Loeb. “No conozco este lugar. Tengo que buscarlo en YouTube. Nunca manejé en esa pista”.
Es rápida.
“¿Rápida? Bien. Espero que pueda acoplarse a nuestro auto”.
A comienzos de mayo, Loeb se subió por primera vez al podio en el Mundial de Rallycross, terminando en segundo lugar en la carrera en Bélgica detrás del Audi de Mattias Ekstrom y delante de su ex rival en el WRC, el noruego Petter Solberg, el último hombre que ganó el campeonato mundial antes de los nueve títulos consecutivos del francés.

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Loeb siempre ha aprendido rápido. La primera vez que manejó un auto de rallismo en el WRC terminó noveno en Córcega. La primera vez que manejó un auto de equipo oficial en el WRC, pudo y quizás debió haber ganado. Terminó segundo, 11.4s detrás de Gilles Panizzi en un Rally San Remo muy mojado en 2001. Y recordamos su debut en la versión estadounidense del WRX, el Global Rally Cross (GRC) en los X Games, obteniendo la medalla de oro. Este año debutó en el Dakar y lideró la primera semana, con su navegante usual Daniel Elena, sobre su Peugeot 2008 DKR y terminaron en noveno sitio.

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No es sorpresa que se haya entendido tan rápido con el rallycross. Ciertamente, no es sorpresa para el bicampeón del Mundial de Rallycross FIA, Solberg: “El chasis y la forma en que el auto se siente y se maneja es muy similar a un auto de rallies, y sabemos que Sebastien puede manejar un auto de rallies. Además de eso, ha corrido en el WTCC las últimas dos temporadas, así que estando alrededor de estos autos ha aprendido a tener calma en situaciones que no controla y eso es lo que hemos visto de él en las primeras fechas de este año. Ha estado tranquilo y ha tenido progresos”.

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Pero no todo ha sido tan sencillo para Loeb. Llegó a la final en su debut con el equipo Peugeot en Portugal, pero luego batalló en Hockenheim y no pudo llegar a la semifinal. El propio Loeb explica: “Hockenheim estuvo realmente mal. En las otras carreras, si tienes tráfico en, digamos, tres curvas, buscas una vuelta comodín, la tomas y tienes aire limpio para correr. En Hockenheim, esto no ocurrió. No fue posible encontrar una solución, pues tomar la vuelta comodín no nos dio nada de espacio”.

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Pese a todo lo sucedido en la segunda fecha, Loeb sigue entusiasmado: “Cada vez que te sientas en la parrilla, la adrenalina es increíble. La carrera es tan intensa, más de lo que sentí antes. Vas y el auto es muy rápido desde la salida inmediatamente, todos están ahí, la carrera es tan reñida”. Muy reñida. La única preocupación de Loeb son algunos contactos. Parece que el número 9 en la puerta de su 208 WRX ha sido visto como un blanco por otros pilotos: “Algunos de los pilotos son demasiado rudos. Ellos creen que la manera más rápida es sacarte del camino, pero eso no está bien. Cuando lo hacen, no solo me hacen más lento a mí, sino que ellos también se vuelven más lentos. Platiqué con Petter sobre esto y dice lo mismo: es mejor manejar limpio y mantenerte fuera de los problemas.

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¿Su táctica, entonces? “Es mejor para mí seguir a Petter o a (Mattias) Ekstrom –ganador de las dos fechas más recientes– y ser dos décimas de segundo más lento que ellos en las etapas y eso es lo que te lleva en los fines de semana hasta la semifinal y la final. Ese es el plan para el fin de semana de carrera”, comenta el galo.
Con cinco fechas disputadas, está tercero en la clasificación del WRX, atrás de Ekstrom y Solberg. Así, a los 42 años de edad, Loeb tiene algo nuevo para entretenerse.