La F1 está perdiendo equipos y ya quedan menos de 10, de los cuales solamente hay uno que es de fábrica –Mercedes – pues Ferrari aunque sea parte de FIAT es un especialista de bajo volumen y Renault ya sólo aporta motores, como hará Honda a partir de 2015. Y hay tres equipos en la cuerda floja, Sauber, Lotus y Force India, con poco dinero para pelear y dependiendo de sus dueños para compensar su déficit financiero permanente y Williams no está muy lejos de esa situación. Quedan 18 autos y quizás en 2015 sean menos.

Mientras tanto en MotoGP tenemos tres equipos oficiales –Honda, Yamaha, Ducati– y para 2015 llegan Suzuki y Aprilia mientras KTMM lo hará en un par de años más. Aparte hay equipos satélite de cada una de las marcas más algunos otros con motos de la clase Abierta que comparten electrónica a cambio de ventajas en número de motores por campaña y en compuestos de neumáticos. Total hay 25 motos de primera categoría y el número crece.

Pero MotoGP estaba en parrillas de 18 motos hace pocos años y, tras analizar sus problemas, cambió para progresar. El problema era el desarrollo brutal de los equipos de fábrica que no tiene límite de dinero en busca de la victoria. Entonces se decidió que las motos compartirían en el futuro su cerebro a partir del 1 de julio de 2015, todas, sin excepción, lo cual limita el desarrollo en electrónica, sistemas de control de tracción y cuestiones que son irrelevantes en su mayoría para las motos de calle, y todas tendrán el control de acelerador proactivo de Honda y el sistema adaptable de condiciones cambiantes de pista de Yamaha y la magia que haga Ducati en su electrónica, más lo que traigan Suzuki, Aprilia y demás, para compartir y que no haya ventajas invisibles.

La aerodinámica, los motores, el enfriamiento, seguirán siendo de cada marca, su identidad, por así decirlo, pero en el resto están parejas y nadie tendrá que hipotecar el futuro para que su centauro sea tres milésimas más rápido al aplicar los 275 caballos de fuerza de sus monturas. Y una Aprilia seguirá siendo una Aprilia. Pero tendrá un costo razonable para la fábrica y para el equipo privado que la adquiera, permitiendo a ambos la oportunidad de ganar.

Mientras tanto en la F1, se siguen desarrollando cuestiones esotéricas, con ERS exóticos que reemplazan a KERS que ya se había desarrollado y se producen veletas y aletas y alerones de cascada que dan el equivalente a dos centésimas de ventaja y que cuestan lo que el presupuesto anual de algunas naciones caribeñas. Y si alguien no puede mantener el nivel de gasto, que se vaya a donde pueda hacerlo, piensa el promotor, Bernie.

Y los dineros siguen siendo repartidos inequitativamente en la F1, el que más gasta más puntos obtiene y más dinero recibe. No hay una equidad en cuanto a techo, aunque la FIA dé una en cuanto a piso, pero el promotor simplemente quiere seguir exprimiendo huevos de oro de esta peculiar gallina, mientras que el promotor Dorna, de MotoGP, ha entendido que hay que alimentar a la gallina y apapacharla para que produzca mejor. Cuestión de enfoques, pero mucho podría aprender el inglés de 84 años de su contraparte español.