Por: Carlos Jalife.

Ya pasó el Gran Premio de México y todos estamos encantados con su éxito, en materia económica, deportiva, organizativa y mediática. Ya nos felicitamos todos, ya bebimos la champaña de los triunfadores y ahora, hay que ponerse a ver qué sigue.

Lo primero es no andarnos con triunfalismos, quedaron muchas cosas hechas al vapor, otras completadas de último minuto, y hay bastantes detalles por pulir para mejorar la edición XVIII en 2016. Esos detalles ya se irán viendo cuando los asesores entreguen sus reportes, los auditores sus cuentas y los propios encargados hagan una retrospección objetiva para ver qué se debe mejorar.

Mi principal señalamiento como medio fue el trato de la FOM/FIA/QRR a los medios nacionales, sin asignar jerarquías, retrasando y restringiendo acreditaciones, aunque con ingenio mexicano todo salió adelante y se pudo cubrir el programa de trabajo preestablecido en su mayor parte. Habrá que quejarse más para que le bajen a su arrogancia los que creen que saben de medios cuando solamente medio saben y no escuchan a los que saben.

Mi principal señalamiento como espectador es que la carrera estuvo aburrida, y si Vettel no choca el final hubiera sido soporífero, solamente paliado por el avance de Sergio cuando sus rivales fueran parando por llantas nuevas y él los fuera rebasando. Lo que me preocupa de eso es que así se fueron planteando las carreras de NASCAR gringa en México, aburridas en extremo, hasta que la gente dejó de asistir a ellas y se murieron de inanición. Me preocupan particularmente los que estaban en las tribunas atraídos por el fervor patriótico de ver una victoria –o podio al menos– de Sergio y se fueron considerando el sitio 8 como un fracaso tipo la decepción nacional de futbol que nos representa cada cuatro años en la Copa del Mundo, cuando clasifican. Esos son los que no veo cómo hacerlos que regresen, porque los aficionados cautivos seguirán viniendo porque entienden el concepto y son más relajados en sus exigencias.

Y en la pista me gustó el trabajo de Sergio, sólido como toda esta segunda mitad del año; en 2016 tendrá un compatriota en la pista, Esteban con el HaasF1, así que habrá más reflectores, pero no sé si eso será suficiente para los aficionados casuales. Supongo que, como nosotros los organizadores ya estarán trabajando en ver cómo mejorar el GP de 2016. ¿O pensarán que con los dos imanes de taquilla –gratuitos además– les va a alcanzar?