Para el legendario pony-car de Chevrolet ha llegado la hora de renovarse por completo. Un cambio tan profundo que ha alcanzado hasta la médula de este coupé que naciera en 1967, y que hoy renace en su sexta generación. Todo es nuevo, y aunque pareciera que estéticamente es casi igual a su antecesor, basta con verlo a detalle para saber que del anterior Camaro no queda mucho.

Pero vayamos primero a los fierros, esos que se integran fundamentalmente por la plataforma y sus componentes, y que muchas veces permanecen inalterados al paso de los años por el elevado costo de desarrollo. Pues bien, en el “Camaro Six” es nueva, se denomina “Alpha” y es la misma plataforma que recientemente estrenaron los Cadillac ATS y CTS.

Todo ha sido revisado, desde brazos de suspensión, bujes, horquillas, manguetas y demás elementos que no sólo están mejor ubicados, sino que también pesan menos y brindan en su conjunto una mayor rigidez estructural, lo que también se traduce en reacciones más rápidas y precisas. Y hablando de peso, es la dieta a la que fue sometido el Camaro uno de sus aspectos más sobresalientes, pues dependiendo de la versión y equipamiento, se habla de ahorros cercanos a los 100 kg; muy buenos no sólo para mejorar el handling, sino también para recortar tiempos de aceleración y reducir consumos de combustible.

Visualmente parece muy similar, y si bien las proporciones generales se mantienen, todos sus elementos son nuevos: faros, fascias, cofre, calaveras, rines… Y aunque muchos esperaban un cambio más radical, GM optó por modernizarlo de forma ligera, pues los resultados comerciales han sido los esperados por la marca, y al menos en EUA –su principal mercado-, ha vendido más que su archirrival, el Mustang, desde 2010 a la fecha.

Por su parte los interiores cambian algo más. Se nota más calidad en ensambles y materiales, y se aprecia una apuesta más decidida hacia la tecnología, como las pantallas TFT y los mandos del climatizador ubicados en las salidas del A/C, por citar un par de ejemplos. Los asientos se notan más cómodos que deportivos, pero aun así ofrecen un buen balance entre confort y sujeción; no olvidemos que el Camaro es un coche con intenciones deportivas, pero no un go-kart para circuito.

Pero vayamos a la parte más destacada del nuevo Camaro: la gama de motores. El propulsor básico es un cuatro cilindros turbo, de apenas 2.0 litros pero capaz de entregar 275 HP, una potencia casi idéntica a la del V8 de hace unos 15 años. Por encima de esta variante se ubica el Camaro RS -como el de las fotos-, que GM estima será su estrella en ventas. Está impulsado por el conocido V6 de 3.6 litros e inyección directa, que gracias a retoques en diferentes componentes (como el sistema de admisión, una reprogramación en la ECU, y el escape), se consiguen 335 HP, suficientes para hacer el 0 a 100 kph en poco más de 5 segundos, manteniendo consumo razonable.

Sin embargo, la estrella será la versión SS, equipado con un V8 de 6.2 litros (LT1) que vio la luz con la llegada del aún reciente Corvette Stingray. Es básicamente el mismo motor, capaz de entregar 455 HP e idéntica cantidad de libras-pie de torque. Aunado a este motor va un paquete de frenos Brembo de gran tamaño, con discos de 35 cm de diámetro y pinzas de cuatro pistones que promete una buena resistencia a la fatiga.

Vale la pena mencionar que con cualquiera de los tres motores se podrá elegir una transmisión manual de seis velocidades, o una nueva automática de ocho, que de acuerdo con ingenieros de GM es más eficiente y permite aceleraciones más rápidas que la manual. A esto se añade un nuevo selector para elegir entre distintos modos de manejo: Nieve/Hielo, Normal, Deportivo y Pista (éste sólo en el SS). Este programa incluye launch control y modifica tiempos de cambio en caja automática, sensibilidad del acelerador, sonido del escape, dureza de la dirección, permisividad del control de estabilidad, firmeza de los amortiguadores, y hasta la iluminación del interior.

Teniendo claro lo que Ford y Dodge están haciendo con sus respectivos “ponies”, GM estaba obligada a hacer del Camaro una máquina más refinada. Ya lo probaremos a fondo, y sabremos si cumple lo que promete.

BUENO
• Menos peso y tamaño queantes.
• Amplia gama de motores: L4 turbo, V6 y V8.
• Buena puesta a punto del bastidor.

NO TAN BUENO
• Sigue sin ser un verdadero deportivo.

VÍCTOR ORTIZ

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