Es sorprendente, pero el último italiano en ganar el campeonato mundial de pilotos fue Alberto Ascari en 1953; WILL BUXTON se plantea ¿por qué no hay pilotos italianos en la F1?

Inclinado sobre una mesa roja de plástico, su barbilla reposando sobre su mano derecha, el dedo índice tocando ligeramente su labio superior, Stefano Domenicali tiene el semblante reflexivo de un hombre sumergido en sus pensamientos. Pero detrás de sus anteojos no hay destellos de emoción en sus ojos: no hay momento de descubrimiento. En su lugar hay una inflexión y un encogimiento de hombros…

“No hay una respuesta mágica a esa pregunta”, acepta forzadamente. Es un tema complejo y casi olvidado, opacado por una de las temporadas más emocionantes e impredecibles que se recuerden. Pero es una pregunta que necesita responderse. ¿Por qué no hay pilotos italianos en la F1?

La ausencia de italianos al volante es equivalente a jugar el Mundial de Fútbol sin Brasil. Italia siempre ha jugado un papel integral en este deporte, pero tiene una historia de quedarse corto. Porque, mientras Ferrari ha sido contendiente casi constante a lo largo de las últimas seis décadas, Italia apenas se coloca en la segunda posición detrás de Gran Bretaña en términos del número de pilotos que han participado en grandes premios, y su último campeón mundial fue Alberto Ascari… en 1953. “Es una situación desafortunada porque tenemos una gran tradición”, expresa Domenicali.

“Hemos tenido pilotos muy talentosos pero nunca hemos tenido un campeón que realmente sobresalga, que sea muy diferente a los otros”.

Las estadísticas parecen respaldar lo anterior. Los 98 pilotos italianos que han competido en F1 acumulan apenas 43 triunfos entre todos, y el último fue hace seis años con Giancarlo Fisichella en Malasia. El último punto en F1 que fue ganado por un piloto italiano fue de Vitantonio Liuzzi en el GP coreano de 2010.


Pero, aunque siempre pareció existir una clara línea de sucesión italiana en el pasado, gracias principalmente a la chequera ilimitada de Marlboro, hoy ya no existe ese patrón. “Trulli y Fisichella consolidaron su presencia”, explica el representante del piloto italiano Enrico Zanarini. “Luego tuvimos a Vitantonio Liuzzi que llegó a través de la ruta Red Bull, que parece difícil de seguir. Liuzzi tuvo poca fortuna y fue el último de cierta generación que tuvo buen desempeño, récords y victorias y que merecía tener un sitio en la F1. Liuzzi, Trulli y Fisichella ya se fueron y nadie realmente sobresale en una forma que los haga merecer un asiento sin traer algún patrocinio. Esa es la realidad de los hechos”.

He ahí la clave del problema: el dinero. Nótese que Zanarino no dice que haya carencia de pilotos italianos talentosos, sino que simplemente ninguno de ellos podría llegar a la F1 por puro talento.

Un hombre que entiende este problema bastante bien es Luca Filippi, el subcampeón de la GP2 el año pasado, quien superó al campeón Romain Grosjean en la segunda mitad de la temporada. Ahora, mientras Grosjean es admirado en el paddock de F1, el nombre de Filippi difícilmente es mencionado.

“Romain merece todo lo que ha conseguido hasta el momento, pero ha recibido apoyo de Gravity, Lotus, Total, es decir, tuvo alguien que creyó en él”, explica Filippi. “Llegas a cierto punto en que necesitas a alguien que crea en ti. Si no fuera por PDVSA, Maldonado no estaría en F1; si no fuera por Telmex, Pérez tampoco. Para mí, la situación que vivimos en Italia es que a nadie le interesa apoyarnos. Necesito ir a buscar patrocinadores pequeños que me dan solo 15 o 30 mil euros. No me ayudan para nada, pero es todo lo que puedo conseguir”.

El más reciente ganador de puntos para Italia coincide. “Básicamente, creo que la situación económica es muy difícil en este momento. No es solo un problema en F1”, dice Liuzzi, quien se ha cambiado a la serie Superstars. “En Italia, hace que sea difícil encontrar patrocinios o apoyos que te puedan ayudar a impulsarte hasta un nivel alto en cualquier categoría. Obviamente, en términos de su marca, Ferrari es el centro de atención en Italia, pero Ferrari es siempre Ferrari y siempre ha estado ahí. Es una pena que los pilotos no tengan el mismo nivel de apoyo, pero no es algo nuevo”.


Hay otros factores en juego, también, pues la F1 moderna ha puesto su espalda contra la pared con respecto a su generación futura. Desde que un Sebastian Vettel cara de bebé ganó puntos en su debut, la tendencia ha sido buscar talento cada vez más joven.

Red Bull ha liderado el camino al contratar y despedir, declarando a los pilotos como no aptos para el propósito y deshaciéndose de ellos aparentemente antes de que tengan oportunidad de alcanzar la pubertad. Pero cuando Vettel asombró a la F1 y ganó su primera carrera con solo 21 años de edad, el mismo día que el italiano Giorgio Pantano ganó el título de GP2 a los 29 años, este patrón prevalecería.

“Todos están apresurando a los pilotos para que estén listos a los 20, que hoy no creo que esté bien”, explica Filippi. “Siempre hay excepciones, pero creo que puedes mejorar y mejorar hasta los 30, como lo hizo Jenson Button.

Lo que creo que es un poco de dar miedo es cuando tienes algo como lo de Vergne y Ricciardo, quienes recibieron la oportunidad de manejar en F1 sin probarse en GP2. Tenían solo 21 y 22 años y nos hacían ver más viejos cuando realmente creo que teníamos la edad correcta. Vean a Alguersuari, aún tiene mucho que crecer. Estoy seguro que si hubiera tenido la oportunidad de correr otra vez sería cada vez mejor. Por ahora, es demasiado joven para que alguien lo vea y diga ‘sí’ o ‘no’”.

“Romain está demostrando lo que siempre he dicho: su primera oportunidad en F1 le llegó muy pronto. Lo mismo conmigo. Debo decir que el Luca Filippi de 2012 es mucho, mucho mejor piloto que el de 2007 que fue tercero en el GP2 y fue llamado por Honda para probar su F1. Mi ritmo es mucho más consistente y mi mente es más fuerte. Creo que era bueno en 2007: pensaba que tenía algo de habilidad y algo de talento. Y obviamente lo demostré, porque tuve la oportunidad de probar en Fórmula Uno. Pero si tuviera que comparar cómo era entonces y cómo soy ahora, le patearía el trasero al Luca Filippi de 2007”.


Pero incluso si un piloto joven es considerado suficientemente bueno como para ameritar una oportunidad grande, las limitaciones de pruebas hacen que quizás nunca pueda mostrar ante empleadores potenciales lo que puede hacer. “Es por eso que estamos presionando tan fuerte para tener más pruebas en pista”, explica Domenicali. “Tarde o temprano habrá un efecto boomerang si no somos capaces de reaccionar rápido.

Lo hemos dicho desde el principio. Pero desafortunadamente, estamos solos en esto. Somos una voz solitaria en medio de los otros. Debemos respetar la posición del resto, pero claramente, es una advertencia muy clara”.

La F1 podría haber perdido su primer campeón italiano en cerca de 60 años en Pantano, Filippi o –si no puede encontrar el dinero para comprarse una oportunidad en la F1 – Davide Valsecchi quien sobresale ahora en GP2, pero la triste realidad es, que nunca lo sabremos.

Con la economía europea en crisis y los pilotos sin posibilidades de asegurar el respaldo requerido para tener una oportunidad incluso con los equipos más chicos, la F1 está matando a su futura generación de prospectos a través de una combinación de restricción de pruebas y un deseo de determinar la habilidad a largo plazo antes de que los pilotos maduren, en detrimento de aquellos volantes que han cometido sus errores, los han corregido y han demostrado estar a un nivel apenas debajo del pináculo del deporte motor.

Este año, Italia se encuentra sin un piloto en F1 por primera vez en cuatro décadas. ¿Qué país se encontrará en esa misma situación en 2013? ¿Y que nación lo padecerá en 2014? El aviso está en el muro; una advertencia escrita con lágrimas italianas. Quizás sea tiempo que empecemos a prestar atención.