Fernando Tornello

Sólo hay que repasar los titulares de la prensa italiana, siempre cruel con los pilotos de Ferrari y defensora a ultranza de las máquinas rojas de Maranello, para darse cuenta de la dimensión de lo que Alonso realizó en la genial temporada que acaba de concluir.

Diarios, revistas y sitios web de Italia destacaron la magnitud de lo que manejó el asturiano. Uno de ellos se tituló: “Alonso mago al volante de un Panda”. Muchos saben que el Panda es un pequeño modelo de Fiat, de costo barato.

Cuando el campeonato arrancó en Australia, en Ferrari ya sabían que el F2012 no estaba para grandes aspiraciones. Así y todo, en Malasia, bajo una fuerte lluvia, Alonso se las arregló para llevarlo a la victoria. Luego se dedicó a sumar y mejorar en carrera sus pobres actuaciones en las calificaciones, con un auto lento que rara vez le permitiría largar en las primeras filas.

El mayor mérito de la Scudería consistió en darle confiabilidad al auto y un buen trabajo en fosos, tanto en paradas como en las estrategias, aunque en Brasil podrían haber decidido antes la parada de Alonso por llantas de lluvia, en los momentos en que el agua caía más intensamente.

Todo lo demás lo puso Alonso. Manejo excepcional, talento, lúcida lectura de carrera, garra, precisión, más todo lo que Ud. quiera agregarle. Sumó en 18 de 20 carreras, sólo no lo logró cuando recibió el golpe tremendo de Grosjean y Hamilton en la largada de Spa y cuando Raikkonen lo tocó desde atrás en el arranque en Suzuka. En esa ocasión fue Alonso el que abrió su línea al lado externo y Kimi quien lo encontró delante y lo tocó.

El español ganó tres Grandes Premios –al de Malasia le sumó la victoria en Valencia, ante la falla en el alternador del auto de Vettel, y en Alemania, con un ritmo de campeón– y subió 13 veces al podio, más que ningún otro piloto en la temporada, 10 de ellas aún largando desde el cuarto puesto para atrás y su final de año fue memorable. En las últimas cinco carreras dispuso de un auto que en la calificación iba cada vez peor.

En Corea largó 4° y terminó 3°, en India fue de 5° a 2°, en Abu Dhabi de 6° a 2°, en Austin de 7° a 3° y en Brasil, bajo una lluvia que complicó a todos, partió 7° y finalizó 2°, siempre con un auto inferior a varios de sus rivales.

Tampoco dispuso, salvo en el final de la temporada, de un compañero que lo ayudara en la pista. Massa cumplió con ese trabajo en Interlagos, pero antes nunca estuvo a la altura de lo que se esperaba de él. Alonso peleó solo contra el mundo y, como escribió el periodista inglés James Allen, fue un gladiador que luchó con una espada más pequeña que la de sus rivales.