En 2013 muchos dicen que tuvo un año mediano, y eso que quedó subcampeón de la Grand Am, así que el estándar para medir a Memo Rojas es muy alto. U obtiene campeonato y triunfos al por mayor o realmente se considera que tiene resultados medianos, cuando miles de pilotos darían todo por estar siquiera en ese lugar al que ha llegado el tetracampeón de prototipos.

2014 trae un cambio de motorización para el prototipo que maneja Memo desde hace tiempo, el confiable Riley que ahora es propulsado por un Ford turbocargado de 3.9 litros, con muchos caballos, pero que también –como en los rodeos– da muchos respingos y no es muy dócil. El equipo Telmex-Ganassi ahora enfrenta la serie unificada de prototipos y GTs –en conjunto autos Sport– norteamericana llamada USC por sus siglas en inglés que significan United Sportscar Championship fruto de la fusión de ALMS y Grand Am.

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Memo empezó el año con problemas de confiabilidad en el Ford que no duró más que 21 horas en la apertura de las 24 Horas de Daytona, pero le dio el triunfo al volante mexicano en las 12 Horas de Sebring a mediados de marzo y de paso se convirtió en el primer mexicano en ganar esa clásica de resistencia y el primero en obtener la tradicional triple corona estadounidense compuesta por Daytona, Sebring y las 6 Horas de Watkins Glen.

Pero hay que recordar que Memo inició en monoplazas y siempre queda el ‘gusanito’ de correr en autos tipo fórmula, más específicamente en la Indy 500 que podría ser un buen sitio para él dada su consistencia al girar en un óvalo como lo ha demostrado ampliamente en Daytona desde hace años. Además, Memo es un piloto que busca ampliar sus horizontes y está en el momento justo para hacerlo. Y si tiene la longevidad de su padre, el 22 veces campeón nacional Guillermo Rojas, entonces podría colocarse como uno de los tres grandes de la historia junto a los hermanos Rodríguez. Nada mal para quien ya es el máximo ganador internacional de México y el mejor volante azteca que jamás corrió en F1.