Los tres autos guardan una gran semejanza con los que disputan actualmente el DTM. Cada uno está construido sobre un chasis de fibra de carbono, producido en Alemania por los expertos en compuestos GERG Gruppe, y comparten muchas de las 87 partes restantes que ordena el ITR.

Paquetes aerodinámicos idénticos adelante y atrás, lo mismo que las dimensiones generales en los autos los ponen más cerca del Audi RS5, del Mercedes C-coupé y del BMW M3 del DTM que del Nissan GT-R, el Honda HSV-010 y el Lexus SC430, que no cumplen juego de reglas alguno que les permita correr fuera de Súper GT.

La diferencia principal entre los autos DTM actuales y los nuevos autos japoneses son los motores que utilizan. Súper GT está dejando de lado sus V8 de 3.4 litros en favor de los turbocargados de cuatro en línea con dos litros de capacidad en un intento por mantener un nivel de relevancia con los clientes de los autos de calle de cada fabricante.

Es probable que el DTM se mude a una fórmula de motor idéntica en 2016 (seguro en 2017), pero por ahora persevera con V8s de cuatro litros, que despliegan alrededor de 480 caballos.

Además, los NSX de Honda tienen motor central y tecnología híbrida, que no se permiten en las reglas actuales del DTM. Es algo que el jefe deportivo de Honda, Hideo Sasaki, aceptó que presenta “un reto enorme” a su equipo de ingenieros.

Los detalles más pequeños, como el posicionamiento de los orificios para inyectar combustible (para hacer más fáciles las recargas en carreras de resistencia), también difieren de los autos DTM, que no han recargado en carrera desde que se introdujo la actual generación de autos el año pasado.